


– Se quejan de extorsiones e inseguridad en carreteras.
Gastón Monge/EnLíneaDIRECTA
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Luego de siete años de trabajar como indocumentado en una procesadora de pollo en Arkansas, Estados Unidos, Misael decidió retornar de manera definitiva a su natal Guanajuato, porque los patrones le exigen los documentos de residencia y del seguro social y porque la vigilancia de las autoridades migratorias es más intensa.
Sin pensarlo mucho, dejó su trabajo, juntó todo el dinero que pudo, y parte de sus pertenencias las colocó en una ‘traila’ o remolque, para retornar a Guanajuato, en donde le esperan sus familiares.
“Se acabó el trabajo y ya no es tan fácil encontrarlo, porque me piden documentos que no tengo”, dijo convencido mientras amarra una lona que cubre sus pertenencias en el remolque que arrastra su camioneta en los patios del Centro de Internación Temporal de Vehículo (Citev) de Nuevo Laredo.
Se quejó de que unos agentes de la aduana lo extorsionaron en ese lugar con 180 dólares, porque llevaba mucho equipaje, lo que no denunció porque no confía en las autoridades mexicanas.
“Los de la aduana me pidieron dinero porque dijeron que llevaba muchas cosas. ¿Con quién me quejo si todos son iguales?”, cuestionó.
Luego sacó de sus ropas un folleto que el Instituto Nacional de Migración ofrece a todos los paisanos que ingresan al país en esta temporada, lo mostró al reportero y en forma irónica dijo: “Bienvenido paisano, pero primero me das un billete”.
Desde Masachuset viaja Julián, un queretano joven que decidió retornar a Querétaro, debido a la crisis de empleo que dijo, hay en aquel estado norteamericano.
Una camioneta y un remolque muy cargado son sinónimo de retorno a México. Es lo que se aprecia por decenas en los patios del Citev , en donde al menos tres de cada diez paisanos ingresan al país con la intención de no retornar a Estados Unidos.
Así se detectó a Rolando, un mexicano originario de Matehuala, San Luis Potosí, quien desde 10 años hizo vida en Houston, Texas, y que ahora regresa a México para quedarse.
“Se acabó el trabajo porque ahora piden documentos a los trabajadores”, mencionó con tono melancólico mientras se prepara para salir de Nuevo Laredo a bordo de una moderna camioneta que arrastra un remolque.
Rolando trabajaba construyendo casas de madera y le iba bien. Pero con el endurecimiento de las leyes migratorias, la vida se le hizo muy pesada porque es indocumentado, y decidió regresar a su lugar de origen.
Casi al inicio de una larga fila en el puente internacional I, esperaba impaciente Ricardo Cuevas a bordo de una camioneta Van de color blanca y placas de Pensilvania. En ella lleva herramientas y algunas cosas que regalará a sus familiares en Toluca, estado de México.
Se aprecian vehículos con placas de Georgia, Tennessi, Virginia, Illinois, Texas, Pensilvania y Alabama, todos cargados y con remolques que igual de llenos con sus pertenecías.
A diferencia de los otros paisanos, el ingresó a México para vacacionar y visitar a su familia durante la temporada, y aunque ninguno se conoce tiene en común el viajar en caravana para protegerse de los asaltos que dijeron, les han contado que ocurren en las carreteras mexicanas.
Coincidieron en que las extorsiones, el robo y los asaltos perpetrados tanto por funcionarios como por delincuentes, son comunes en las carreteras de México, por lo que decidieron viajar con otros paisanos en caravanas que se van disolviendo conforme llegan a su destino.
De acuerdo al Instituto Nacional de Migración, durante la presente temporada del Programa Paisano de Invierno, que inició el uno de noviembre y que terminará el 10 de enero, ingresarán a México por Tamaulipas unos 72 mil 38 paisanos, 15% menos que el año pasado en la misma fecha, aunque se prevé que una buena parte de ellos se quedará en México de manera definitiva.