Maremágnum/Mario Vargas Suárez *Hoy termina noviembre

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Antes de entrar de lleno al tema de hoy, déjeme comentarle que un correo electrónico me hizo recordar a un taxista de la Cd de México que incluso hace muchos años entrevistó un reportero del Programa “Siempre en Domingo” que se transmitía la tarde de los domingos por el canal 2 de TELEVISA.
Ese popular programa era producido y dirigido por Raúl Velazco, por cierto pariente muy cercano de don Miguel Alemán Velazco e hijo del presidente del mismo nombre de 1946-1952 y asociados con los Azcárraga, ahora dueños absolutos de esa televisora en red nacional… y otros “negocitos”.
Volviendo al taxista defeño, crea usted que se ganó la admiración del reportero y de la gente cuando pasaron al aire la entrevista porque los pasajeros que abordan su unidad reciben todas las atenciones de un prestador de servicios.
Entre otras cosas abre y cierra la portezuela del taxi al pasajero cuando aborda y al descender del vehículo. Ya en el interior ofrece revistas o periódicos del día; cuenta con servicio de café o refrescos; hay una charola con dulces y galletas. Todo es cortesía del servicio que presta y el cobro se limita a lo que marca el taxímetro.
Quizá usted ya sabe que el taxímetro es un aparatito que vende una compañía con la tarifa autorizada por el Gobierno del DF en las modalidades de tiempo-distancia y por los horarios.
Todos los taxis deben traer su taxímetro porque su uso es obligatorio, garantizando a los pasajeros a pagar solo lo que marque este aparato. Solo los de turismo especializado están autorizados a convenir la tarifa con los turistas nacionales o extranjeros.
Bueno, pues Don Elías, ese es el nombre del taxista referido, cobraba exactamente lo que marcaba el taxímetro al final del viaje y no más. Claro que la propina era a gusto y posibilidades del cliente. Vale decir que el vestuario era impecable de corbata y toda la cosa.
El espíritu de servicio de Don Elías con toda seguridad que debe exigir el otro Ingeniero, ahora de nombre Egidio y de apellidos Torre Cantú a sus colaboradores más cercanos, porque el negocio debe ser precisamente para servir a los tamaulipecos y no servirse de ellos.
Hay quienes han demostrado que no buscan tanto ser titulares, a ellos la experiencia dice que los cambian, si bien les va o de plano los corren y a veces ni las gracias les dan.
Lo ideal es ser nombrado abajo del funcionario titular y mire que para estos cargos hay candidatos muy “corriditos” y que no necesariamente quieren “sacar la cara” como titulares de una dependencia.
¿Cuantos “Elías” serán capaces de aparecer en esta nueva administración? Ojalá que muchos y no valla a suceder que aparezcan de esos que han sido reprobados como presidentes municipales en donde la gente prefiere pagar hasta que entre el nuevo edil.
El partido triunfador debe considerar que hay gente –les llaman chapulines- que aunque no sepan de que van a trabajar, lo importante es no estar fuera de la nómina de gobierno, lo demás hay la suerte les socorrerá.
Los funcionarios de gobierno se supone que adquieren ése titulo porque funcionan, es decir trabajan, atienden al público, resuelven y están comprometidos con las funciones del cargo para el que han sido nombrados, por lo tanto deben ser pronta su atención. Lamentablemente hemos sabido de muchos que no sirven para el cargo y se limitan a cobrar y hacer un historial de errores y barrabasadas.
Hoy cierra noviembre y el tiempo implacable dará paso al último mes, diciembre, mes último del año y que automáticamente anuncia el adiós de Eugenio como Gobernador y da la Bienvenida a Egidio para el mismo cargo y el electorado confiado a que aparecerán los nombres de gente que si funcione.
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