

– Llegan al albergue con el temor reflejado en sus rostros.
Gastón Monge/EnLíneaDIRECTA
Nuevo Laredo, Tamaulipas (Universal).- El año pasado, el Centro de Derechos Humanos del Migrante, que opera en la Casa del Migrante ‘Nazareth’ en esta ciudad, recibió 43 denuncias en contra de alguna autoridad, además de otros 63 reportes en contra de integrantes del crimen organizado y delincuentes comunes, por delitos que van de la extorsión, robo, abuso, amenazas y golpes.
De acuerdo a José Luis Manzo, titular de dicho lugar, también existen testimonios de centroamericanos que mencionan que fueron víctimas del secuestro expres o virtual, pero mencionó que solo son comentarios entre los migrantes, ya que no cuenta con reportes que lo ratifiquen, debido al temor por denunciar.
“No tengo antecedentes de este tipo de delitos, pero sabemos que existen por comentarios entre ellos”, dijo Manzo.
Señaló que basta con solo mirarles el rostro para saber de los horrores que han pasado en su travesía desde la frontera sur del país hasta el norte, en su intento por cruzar la frontera y llegar a Estados Unidos.
Y es tanto el temor que sienten al llegar a Nuevo Laredo, que no quieren salir del albergue a la calle, por el temor de ser asaltados o secuestrados, “pero les pedimos que no se junten muchos en un solo lugar, y que cuando regresen de sus labores se regresen de inmediato al albergue”, explicó.
Es por ello que el año pasado la cantidad de migrantes que llegaron al albergue, fue menor que un año antes, al contar en el 2010 con un registro de cinco mil 700, de los que el 80% fueron mexicanos deportados y el resto centroamericanos.
En el año 2009, la cifra de centroamericanos y mexicanos deportados fue de 10 mil migrantes que recibieron apoyo en la Casa del Migrante.
Los testimonios recabados en el lugar, indican que la disminución de los flujos migratorios a esta frontera se debe a que es más peligrosa por las extorsiones y secuestros cometidos por el crimen organizado, por el clima extremoso, y porque no quieren denunciar los abusos que se cometen en su contra, debido al temor que sienten.
“No es necesario hablar con ellos, sus rostros son de miedo e incertidumbre cuando logran llegar a la frontera norte”, refirió Manzo.
Sin embargo, la mayoría que decide regresar a sus países de origen, se encuentra con la disyuntiva de tener que retornar por la misma peligrosa ruta o cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Muy pocos se quedan en la ciudad.
Pero a pesar del panorama tan desolador para estos migrantes, el Centro de Derechos Humanos del Migrantes trabaja con otros organismos similares, para que los sus derechos sean respetados y sean tratados como seres humanos en su paso por México.