Con el año nuevo también llegó al estado de California en Estados Unidos un nuevo delito: asumir la identidad de otra persona en internet.
La ley SB 1411 establece hasta US$1.000 dólares de multa y un año de cárcel para quienes se atrevan a hacerlo en línea.
El texto de la ley establece que se penalizará a quienes -usando cuentas que los muestren como otras personas- busquen “lastimar, intimidar, amenazar o defraudar” a terceros usando internet u otros medios electrónicos.
La ley -impulsada por el senador Joe Simitian- está generando una gran controversia en internet porque no menciona -y por lo tanto no excluye- a las parodias o imitaciones que abundan en el ciberespacio, particularmente en las redes sociales.
Bajo esta lógica, cualquier personaje público podría argumentar que una cuenta que lo parodia lo está “lastimando o intimidando”.
La norma establece que “hacerse pasar por alguien es creíble si otra persona puede llegar a creer, o creyó, que la víctima era la persona que en realidad se estaba haciendo pasar por ella”.
Una de las cuentas de parodia más famosas de Twitter es una sátira sobre el presidente de Apple, Steve Jobs, llamada @ceostevejobs, en el que escribe mensajes como “Ayuden a combatir la piratería digital. No difundan este tweet”.
Hace algunos meses el diario británico The Daily Mail publicó un artículo citando uno de sus mensajes como si se tratara en realidad de Steve Jobs.
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Y tras la entrada en vigor de la ley, el verdadero autor recibió un mensaje de Twitter en el que la red social le dice que recibió una queja “válida” sobre su cuenta y le pide que cambie su nombre de usuario, vínculos y biografía a fin de respetar las reglas del servicio que aseguran que no se debe confundir a la gente.
Presiones psicológicas
Pero quienes están detrás de esta ley aseguran que lo hacen para proteger a las personas que sufren perjicios económicos o morales cuando alguien las suplanta digitalmente.
Varias personas han recibido enormes facturas en sus tarjetas de crédito porque alguien robó su identidad en internet, por ejemplo.
Otros sufrieron acoso cuando algún conocido se hizo pasar por ellos para abrir cuentas en redes sociales y publicar mensajes en su nombre.
“Nuestra identidad es una de las cosas más personales que poseemos y cuando alguien la usa en forma incorrecta, parece que debería aplicarse algún tipo de disuasión”, aseguró a la BBC el senador Simitian.
La ley además abre las puertas para que quienes se crean víctimas de este delito puedan demandar a los responsables a fin de obtener una compensación económica.
Libertad de expresión
Pero hay quienes piensan que la norma californiana puede ser malinterpretada y aplicarse a cuentas de sátira o parodia.
En América Latina, por ejemplo, existen varios usuarios en Twitter y Facebook que imitan a personajes públicos.
Una rápida consulta en Twitter entre los seguidores de las noticias tecnológicas de BBC Mundo, arrojó algunas de ellas.
Entre otras hay una del presidente de México (@calderon) que cuenta con más de 27.000 seguidores en la que el usuario que se hace pasar por él se describe como “abogado, panista, guapo y sencillo. Parodia”.
También hay una de “Dios” desde Paraguay (@Dios_Padre) que dice: “Abrí mi cuenta en Twitter para responder plegarias en tiempo real”.
Y algunas personas en EE.UU. expresan preocupación por los intentos legales de controlar las identidades en línea.
“En los últimos años hemos visto una nueva forma de activismo político que ha surgido en línea y que involucra la imitación creíble de funcionarios públicos y ejecutivos corporativos con el fin de hacer sátira política”, señaló Corynne McSherry, abogada de la Fundación de Fronteras Electrónicas (EFF, por sus siglas en inglés) al conocer la intención del senador Simitian.
“Es importante que para que esto funcione, la persona imite en forma creíble al funcionario o ejecutivo y me preocupa que un juez mire esta ley y piense que también puede aplicarse a este tipo de discurso. En mi opinión, la propuesta de ley no incluye suficiente protección para la sátira o parodia”, enfatizó McSherry.
Los expertos esperan que la entrada en vigor de la ley -y los huecos que se observan en ella- deriven en batallas legales a fin de esclarecer si las parodias se examinarán con la misma lupa.