El ¿nuevo tema? que ahora está tomando mucha seriedad es el que han bautizado como el Bullyng, que no es otra cosa más que el acoso de compañeros y maestros que sufre el escolar.
Antes solo podíamos hablar de “novatadas” y había hasta la “venta de perros” en el ámbito universitario y la gente incluso participaba de este festival de ingreso a la educación media superior y superior.
Algunos adultos han de recordar que hasta quizás los años noventa, los que ingresaban a la secundaria debían soportar la primer semana, las “tuzadas” que hacían los alumnos de 2º y 3º años. Algunos incluso tenían que soportar los baños en donde se podía, desde una fuente hasta empinarlos debajo del chorro de la llave.
Pese a todo lo adverso que haya sido, los alumnos seguían ingresando a las escuelas, pero la duda, la incertidumbre de entrar a un mundo nuevo siempre ha sido expectante por lo desconocido.
También es justo reconocer que hay ilusión y a fuerza de ser sinceros: Miedo. Sobre todo por la perplejidad que causa escuchar a la mamá del escolar de la primaria y hasta de preescolar cuando expresan a la maestra “…Hay le encargo a mi´jo y si se porta mal… dele, ¡yo no me enojo!…” y muchos maestros solo sonríen ante la ocurrencia de la madre.
Nadie dice ni al alumno ni a los padres de familia que al entrar a un mundo desconocido existirán compañeros de aula y algún maestro, que en su mayoría son profesionales ajenos a la docencia, que nos agarrarán “de en cargo” solo porque así lo quieren.
Muchos de los adultos de ahora, vivimos una escuela hasta cierto punto con miedo a los muchachos, en su caso muchachas, abusivos por su estatura, agresividad o simplemente por los grupitos, tipo pandilla, que se dan en esos mundos.
Lo mismo sucedió quizá, con algunos niños vecinos-alevosos (as) que siempre amparados ante la “fortaleza” del amedrentamiento, impusieron miedo a infantes y adolescentes por algún rumbo, sobre todo de las ciudades.
La industria cinematográfica nacional e internacional capturó el tema en distintas cintas, sobre el pandillerismo en las escuelas, ahora las transmiten por la TV abierta y de paga y desde luego que es manifiesto el acoso social de pandillas –pequeñas o grandes- en las escuelas de “barrios bajos” de algunas ciudades.
Pero aclaro con gusto que mientras se pudiera pensar que estos hechos solo se dan en los barrios pobres, no olvidemos que incluso en universidades gringas siguen las famosas “hermandades” o cofradías.
Sin temor de error, al menos una época de la vida, hemos sido presa del miedo por el acoso de otros, desde compañeros de escuela, de equipo deportivo, de vecindad y hasta de la propia familia.
Los adultos de ahora no podemos negar el miedo y hasta súpermiedo que sufrimos por este tipo de acoso social, deportivo, familiar y anote el ámbito que me diga, pero que finalmente nos sirvió para madurar en alguna forma.
Considerando lo anterior, llama mi atención que los “especialistas” de ahora retomen un problema que hasta cierto punto estaba superado puesto que las “novatadas” y las “perradas” ya no se llevan a cabo.
Una realidad innegable verdad es que no han faltado los alumnos “fantoches” que se aprovechan del anonimato del grupo que de plano se dedican hasta de extorsionar a sus propios compañeros de escuela, pero también las mismas fechorías se dan en la vecindad.
También es cierto que la responsabilidad del personal de apoyo a la docencia, principalmente prefectos de las secundarias y preparatorias, son responsables si ese fenómeno ha ido creciendo porque una de sus obligaciones es la conducta del escolar en la nstitución.
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Maremágnum/Mario Vargas Suárez *El tema nuevo: Bullyng
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