Hartos estamos los mexicanos de las campañas de tan poca calidad que hemos padecido, por ejemplo, a través de los medios de comunicación, y que se han desarrollado en el estado de México, llamado el “laboratorio electoral” por la cantidad de electores y virtuales votos para cualquiera que aspire a la presidencia de la República.
Hartos, insistimos, estamos de los comentarios que descalifican, de las campañas de insultos y falta de propuestas. Los ciudadanos quisiéramos que llegara cualquiera de los candidatos y nos dijera, honestamente, qué espera, qué quiere, que busca y qué nos ofrece, porque escuchamos cada cosa que da miedo pensar que lleguen al poder.
No podemos estar prometiendo cosas como becas para todos o alimentos para cada hogar que está en nuestro entorno: no somos realistas. México es un país con problemas económicos que han sido malamente ocultados por muchas autoridades, y no podemos enfrentar, por ejemplo, políticas de calidad suficiente que no permitan la corrupción, tráfico de influencias y otras cosas. Vemos licitaciones que concluyen con la adquisición de artículos de mala calidad, pero lo grave es que la autoridad correspondiente permite que esos pseudo comerciantes o industriales sigan fabricando cosas malas, inútiles, corrientes, como las que llegan de China, una nación que se caracteriza por imitar la forma de las cosas de todo el mundo, mas no la calidad.
Nos duele ver que los partidos se la pasan descalificando a los otros; lo último es el video que Acción Nacional ha editado y difundido contra Humberto Moreira, en lugar de tratar de recuperar la credibilidad perdida hacia el gobierno federal y su máximo representante, en vez de mostrarnos que los delegados federales de cualquier entidad tienen honestidad y no practican –como dicen ellos- las cosas de antaño.
Porque son buenos para hablar de aquellos setenta años de malos gobiernos, y se han olvidado que lo que son –que es muy poco, para ser realistas- se lo deben en gran parte a esos gobiernos tricolores que les antecedieron, y que los mexicanos vivimos setenta años en tranquilidad, y si bien es cierto que enfrentamos severas crisis económicas, vivimos, que es lo más importante.
Hoy no se puede vivir tranquilo, y esa loza no se la van a quitar nunca.
Los partidos políticos tienen una forma de desarrollarse poco lógica y congruente con la realidad de nuestro país.
Cansados estamos de escuchar que tal dirigente habla mal del otro instituto político. Cierto es que están muy mal posicionados en la opinión pública, porque no han respondido a las demandas y necesidades ciudadanas. Los partidos tienen que cambiar sus estrategias, y los aspirantes a cualquier cargo político deben ser honestos consigo mismos y con los demás. No nos tragamos los cuentos que nos dicen de que cuando lleguen todo va a ser miel sobre hojuelas.
A algunas personas les ha pesado, por ejemplo, el que el gobernador de Tamaulipas Egidio Torre Cantú ha propuesto un modelo de administración congruente con nuestra realidad, y que enfrenta las carencias que tenemos, algunas por cuestiones naturales, y otras por la falta de oportunidades propias de los tiempos que vivimos.
El Plan Estatal de Desarrollo nos ha mostrado a un Tamaulipas que tiene muchas cosas que mejorar, sin embargo, es digno de comentario el hecho de que el mandatario no ha desgastado su tiempo en las críticas naturales hacia los que estuvieron antes. Torre Cantú propone una administración congruente con nuestras necesidades, tiene en mente los recursos actuales y piensa que se tiene que modificar una serie de estrategias que nos lleven a tener éxito.
No se ha detenido, por ejemplo, en lamentarse sobre la falta de turistas en la entidad, sino que ha propiciado con sus colaboradores correspondientes el buscar promover esta actividad para atraer recursos provenientes de esos paseantes que están en otros lares. Hay que traerlos a Tamaulipas para que sus recursos inyecten efectivo a las comunidades que tienen atractivos en la materia.
Industria y comercio son también parte de los muchos retos que tiene el gobierno actual, y la estrategia, lejos de criticar o condenar ha sido el fomentar las relaciones con los que tienen decisión sobre atraer capitales. Hechos, no discursos ofensivos son los que tenemos.
Si hablamos de educación, el mandatario se ha preocupado por mantener la calidad tradicional de la entidad a base de acciones; en salud vemos que se avanza con acciones que repercuten positivamente.
Un político debe proponer, debe convencer, pero la mejor manera de hacerlo, sin duda alguna, es a través de acciones congruentes y sólidas, no de críticas que no dejan nada a nadie.
Ya los Encinas o los Bravo Mena están caducos, ya el criticar el copete de Peña Nieto no dejará nada a nadie, porque no interesa la forma en que se peine el que llegue, sino el resultado de sus acciones.
¿Cuándo entenderán e queremos propuestas y no ofensas?
La política moderna se refiere a una manera de llegar a la gente con resultados y no con críticas. Dejemos un poco a esos farsantes que no son más que vividores de la política nacional. Queremos hechos, no palabras, por favor.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!