Maremágnum/Mario Vargasuárez *La otra caravana

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No fue Javier Sicilia, nuestro poeta morelense, quien vino a poner de moda las caravanas, antes y muy difundida en el sexenio pasado -el de Vicente Fox Quezada (2000-2006)- fue la caravana desde la selva de Chiapas hasta el mismo corazón de Chilangolandia del Sub Comandante Marcos, ahora por cierto en el olvido.
Es la moda, porque estas han sido autorizadas y muy bien custodiadas por elementos de la Policía Federal y hasta por el H. Ejército Mexicano, pero no la hacen a pie como pudiera suponerse, la moda es viajar en autobuses que no sabemos quiénes los financian.
Los suspicaces analistas de temas políticos aseguran que puede ser “fuego amigo”
La semana pasada y venida de Centro y Sudamérica, entró a tierras mexicanas la caravana llamada “Paso a Paso por la Paz”, que han organizado algunos organismos independientes y no gubernamentales con la idea de encontrar a migrantes cuyo panadero es incierto.
“Vine a México para encontrar a mi hijo… la última comunicación que tuve con él fue desde Matamoros… ya no he sabido de él…” son las palabras que expresó María de los Santos Piña, una regordeta hondureña, de tez morena y que en sus palabras encierra su dolor.
“Paso a Paso por la Paz” es una manifestación en autobuses donde viajan un centenar de centroamericanos buscando a sus familiares que se supone llegaron a México en su paso para trabajar en el vecino país –Estados Unidos- como en el caso de María Santos.
Pero también está doña Leticia González, que apenas cruzó la línea fronteriza con México y las cámaras de TV nacionales y extranjeras enfocaron el encuentro con su hijo Domingo Soria González que trabaja en Chiapas desde hace más de 11 años y no había tenido comunicación con nadie de su familia.
De ninguna manera dudo del dolor y la pena de toda la gente que viaja en la caravana, pero el gobierno mexicano a través de las diversas administraciones, PRIÍSTAS O PANISTAS han incurrido en desatención en la frontera sur, de tal forma que en realidad no existe línea divisoria entre México y sus vecinos sureños.
Si usted ha viajado hacia Chiapas, con facilidad podrá internarse en Guatemala o Belice y lo mismo sucede para los ciudadanos de otros países que a diario se internan a México por el sur.
A pesar de que los hermanos centro y sudamericanos entran a México en forma ilegal por miles y miles, muchos se han quedado por voluntad propia en alguna parte de suelo mexicano y por razones privadas ya no se comunican con su familia, como el caso que se ilustra de Domingo Soria González que jamás llegó más allá de Chiapas y que en San Salvador lo hacían en los Estados Unidos.
Bajo el gobierno de Felipe Calderón surgió la autorización para dar una Visa o permiso hasta por 6 meses y permanecer en territorio mexicano, pero ¿y después? ¿Al verse imposibilitados para ingresar a los Estados Unidos se regresarán? La respuesta es obvia.
Los que viajan en la Caravana “Paso a Paso por la Paz” llegaron pidiendo y ya en territorio nacional están exigiendo que el gobierno mexicano “entregue” a los que se buscan y desde luego que la psicosis está empezando hacer estragos por los que no aparecen y el nombre de San Fernando, Tamaulipas suena con mayor insistencia.
Finalmente, no me mal interprete, pero en realidad México debiera ser más exigente con sus fronteras, porque es cierto que entra mucha gente sin autorización que quitan empleos a los nacionales, ahí tiene la famosa “tirolesa” y el ferocarril que denunció TELEVISA.
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