Como todo mal dirigente sindical, el líder de la sección 30 del Snte, Arnulfo Rodríguez Treviño, navegó con la bandera de santo durante el fastuoso e innecesario festejo que dijo, le hizo la clase magisterial para demostrarle el cariño que sienten por él.
Nada más cínico que esas palabras, ya que a través de amenazas y hostigamientos hacia quienes no comparten sus ideas ni sus intereses, Arnulfo utilizó como argumento su cumpleaños para afianzarse como líder sempiterno de un sindicato corrupto e inmoral, además de hacer una demostración de poder y de fuerza, tanta que allane el camino que sigue hacia la diputación federal o para una de las dos senadurías que estarán en juego el próximo año.
Y es que Arnulfo tiene cara de todo lo que podamos fincarle, menos de tarugo, ya que ha sabido aprovechar el cargo para enriquecerse y hacer lo que le plazca, incluso contra el secretario de educación, Diódoro, a quien sometió y mantiene a raya.
N el festejo de Arnulfo, lo menos importante de esa multitudinaria fiesta fue precisamente su cumpleaños, ya que pudo haber sido más modesto y hacerla privada para amigos y familiares. Pero su ego y sus ambiciones pudieron más, por lo que la fiesta se convirtió en un festín y en una pasarela política futurista, en la que previamente salió a relucir la ‘charola’, posiblemente para solventar una costosísima campaña que lo lleve a uno de los dos cargos en disputa.
Reunir más de 20 mil gentes en un solo escenario no es cualquier cosa, pero si se hace bajo la presión de quien tiene el poder y el mando, muy por encima de la misma secretaría de educación, entonces es para que los maestros que no estuvieron de acuerdo y que no asistieron al festín político, se sientan amenazados por este sujeto que advirtió que irá por quienes dijo, cobran y no trabajan.
Como si el sindicato que dirige fuera un espacio del santo reino, en donde no hay pecadores ni pecados. Nada más burdo, cínico y falso, y más aún, ruin, al acusar a maestros del Snte de cobrar sin tener una función específica que hacer dentro del magisterio.
Pero la jugada es clara. Arnulfo quiere limpiar el camino, su camino hacia la diputación o la senaduría, de obstáculos dentro del mismo magisterio, mediante una política de terror, a la que está acostumbrado practicar cuando alguien se le opone.
Pero Arnulfo no solo es cínico, ambicioso y ruin, es también mentiroso, porque su fiesta, la que dice le organizaron los maestros que lo ‘quieren’, fue un acto totalmente político que respaldó sus sueños de grandeza, una grandeza que no se le ve en sus actos sino en la edad que tiene.
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El próximo 27 de agosto estará en esta frontera por segunda ocasión desde que estuvo en la campaña presidencial, en el año 2006, el controvertido y venido a menos, Andrés Manuel López Obrador, otro personaje quien pese a no haber podido aprovechar las facilidades que la política le ofreció en ese momento, insiste en querer ganar primero la candidatura por el débil partido que representa, y luego competir contra los demás candidatos.
AMLO no toma en cuenta que la historia que lo puso en su lugar en el 2006, ahora lo tiene aislado y sin posibilidades de poder ganar la presidencia de la República, porque su enfermiza mente le hace creer que sí lo logrará.
No entiende este personaje que existen otros hombres con mayor capacidad, mayor carisma, mayores posibilidades y mayor apoyo para obtener lo que a mi juicio, es ya imposible que obtenga el ex perredista.
Pero en fin, López Obrador estará en Nuevo Laredo el 27 de agosto. Habrá un mitin político en la plaza Esteban Vaca Calderón, en donde pienso que no habrá ni dos mil personas que lo quieran ver, debido a sus dotes de traidor a los ideales de una parte de la sociedad que se sintió traicionada cuando creyó en él.
Esperemos que durante su discurso, AMLO reconozca que ya no tiene ni el apoyo ni la capacidad como para poderle disputar al PAN o al PRI ese liderazgo nacional que reconozco, eso sí, tuvo durante varios años, hasta las elecciones del 2006.
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Debo decirles estimados lectores que me siento sumamente orgulloso y satisfecho de haber pertenecido a una de las generaciones más brillantes de estudiantes que en la década de los años 70’s pasaron por las aulas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Cuna de hombres talentosos y brillantes que en esa época y en la actual, han redimensionado a nuestro país en el contexto universal del conocimiento.
Esa facultad en donde terminé mis estudios de ciencia política y sociología en 1980, cumplió el sábado anterior 60 años de existencia, años de reflexión, de análisis y de una importante transformación social en la que muchos de nosotros, como estudiantes y como maestros, pusimos nuestro granito de arena para lograr que México fuera un país de democracia y de lucha constante.
En eso años viví intensamente la transformación del mundo. Del comunismo a la social democracia y de las tesis económicas del marxismo al liberalismo económico; años de intensa reflexión que me hicieron saber que en esas áreas no se hace uno rico económicamente, sino millonario socialmente al comprender mediante el análisis, el papel que como individuos jugamos en la sociedad.
Esa Facultad fue cuna de grandes hombres que impartieron sus conocimientos como maestros, y de otros que fueron primero estudiantes brillantes. Me llegan a la memoria personajes como Herbert Marcuse, Pablo Latapí, Raúl Vidales, y la resaca de los movimientos estudiantiles de 1968, 1971 y 1975.
El maestro Gerardo Estrada o el internacionalista Modesto Seara Vázquez me ofrecieron sus conocimientos y de ellos me aproveché para ser un mejor estudiante, un buen ciudadano y un mejor hombre. Por ello agradezco a la vida haber sido estudiante de esa gloriosa Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
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Hasta mañana
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