Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Preinscripciones

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Siempre que se llega el tiempo para preinscribir a los niños y jóvenes en las escuelas de la localidad y el país en general, algunos aprovechan para salir del anonimato en que se desenvuelven durante todo el año y despotrican contra las cuotas escolares, contra el sistema y muchas cosas más.

En ese tenor, los que integran asociaciones fantasmas de padres de familia y otros que no tienen más qué hacer que criticar, asumen que la postura es el rechazo a las cuotas escolares, las que siempre son motivo de debate pero poca gente entiende su existencia.

Cierto, el Estado debiera asumir el coste de la educación que, constitucionalmente debiera ser gratuita y laica, pero viendo las cosas como son realmente, entendemos que los niveles correspondientes de la autoridad no tienen la capacidad económica, o no la quieren tener para afrontar los gastos que implica el mantener una escuela con todo lo que requiere.

Es muy fácil criticar, pero cuando una directora o director se enfrentan a la realidad se dan cuenta que los dineros no alcanzan y tienen que hacer una serie de actividades que les permitan sostener a la escuela bien, higiénica y con los insumos que le sean necesarios a fin de garantizar que los hijos de todos nosotros tengan instalaciones adecuadas y limpias y otras cosas que se deben tomar en cuenta.

Criticar, insistimos, es muy fácil cuando no se tiene idea de lo que acontece. Las autoridades educativas no cuentan con el presupuesto necesario que les permita sufragar los gastos que se llevan a cabo. Mucho del dinero que se va en vividores sindicales podría bien ser utilizado en compra de enseres de aseo para que realmente, o al menos físicamente, la educación contara con espacios cuya limpieza fuera ejemplar, aunque la parte gremial no lo estuviera tanto.

A los directivos no les mandan dinero para pago de servicio telefónico, por ejemplo, así como tampoco para insumos de aseo y papelería que hoy en día se emplean en forma por demás considerable. No es tan fácil decir que se llevan los dineros de los padres a otros rubros cuando no se conoce en qué se gasta.

En cada junta de padres de familia que nos ha tocado asistir en estos años, siempre nos aburrimos con las cuentas de los padres de familia que porque falta dinero, que porque se gastó en banalidades y un sinfín de comentarios similares.

También, hemos visto que las escuelas participan en programas de la secretaría del ramo en los que les entregan una partida determinada y los padres tienen que reunir otra parte para efectos de contar con equipamiento como pueden ser los aparatos de aire acondicionado que, en Victoria, son muy necesarios, gracias al inclemente clima de todos los días.

La SEP paga salarios y parte de los servicios que se necesitan, pero la otra parte corre por cuenta del ingenio y actividades de las asociaciones de padres que, lejos de estar representadas adecuadamente en la entidad, tienen a un dirigente sempiterno que no oculta su molestia al hablar del tema y criticar que se cobren las mencionadas cuotas.

¿De dónde se debe, entonces, sacar el dinero para mantenimiento de la institución educativa?

Los miembros del Partido Verde Ecologista Mexicano también critican el hecho de que haya cuotas, pero no hay sugerido ni sus diputados ni sus senadores una estrategia que permita a las escuelas contar con el recurso necesario. Es muy fácil criticar y decir que es obligación del Estado, pero nunca hemos leído o escuchado alguna propuesta para que no se note la falta de recursos que se necesitan.

Así cualquiera llega a una curul, sin duda alguna.

Es necesario tomar conciencia que las cuotas se emplean para bien de nuestros hijos, y si desconfiamos de quien las maneja, es muy fácil: ingresemos a las ligas de padres, y entonces hagamos lo que hacen los que hoy en día ocupan estos espacios: ingenio para hacer rendir los pocos pesos que hay, y no quejarse, porque entonces seremos como ellos, o peor que ellos.

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