Los números para muchos niños, jóvenes, adultos y hasta para los del ‘club de oro’ son un martirio, aunque en materia de impuestos se paguen puntualmente. No es tan solo por convicción, si no de tener tranquilidad en ese aspecto y contribuir con el gobierno.
Seguramente son muchos hombres y mujeres los que tienen ese proceder. Aunque existe la parte contraria que se simbolizan porque ven a la morosidad –retraso, demora, dilación, etc.- como una parte de ellos, aunque finalmente les ocasiona pago de impuestos, recargos y el señalamiento de ‘malos pagadores’, aunque a veces poco importa.
Alguna vez un ciudadano que gusta de los servicios que le ofrece la ciudad y el estado, expresó su desagrado al pago de derechos vehiculares y de tenencia o uso de vehículos y al ‘presumir’ su no pago, dijo que las autoridades eran incapaces de detener a quienes omitieran esa obligación “…son muchos, ¿Adonde van a meter los autos que detengan?, haber dime…”
Lo anterior es un preámbulo al correo electrónico que envía el señor Carlos Moreno Ángeles, de la capital del estado y que el pasado enero acudió a la Oficina Fiscal para hacer el pago de derechos vehicular de dos de sus autos -de su esposa y de él-.
No quiso ir hasta las nuevas instalaciones de la Oficina Fiscal en el Parque Bicentenario y recurrió a una Oficina Alterna, en el CU Victoria, ubicado en la Facultad de Comercio y Administración, porque es un lugar con muy poca gente, sin necesidad de perder tanto tiempo en la ‘cola’ kilométrica.
La sorpresa del señor Moreno Ángeles –dice en su correo- fue mayúscula, cuando le dijeron, por una parte que no podía hacer ningún trámite hasta no pagar los adeudos de una motocicleta que adquirió en el año 2009 y que para el 2010, vendió a un vecino, sin darla de baja.
Además del pago de derechos, tenencia, recargos y multas, se suma que tendrá que ir a las instalaciones del Parque Bicentenario y peor… el vecino comprador de la moto se ha mudado de ciudad, lo que implica buscar su nuevo domicilio.
Huelga decir que por el exceso de confianza o desdén del vendedor, jamás se exigió –como debiera- un documento que certificara la venta de la moto, sobre todo porque ninguna autoridad de tránsito local exigió documento o identificación alguna para circular por la ciudad.
En este sentido, usted sabe que el señor Carlos Moreno no miente, en realidad los oficiales de tránsito no detienen o consigan a los conductores de vehículos faltos de papelería, porque lo ‘normal’ es la circulación vehicular sin placas o con las láminas vencidas o hasta extranjeras.
Se entiende luego que ¿Solo a quienes quieran andar “derechos” son a los únicos a quienes les ‘aprietan el zapato’?
La reciente campaña de condonación de recargos a los morosos de pagos vehiculares, seguramente fue una bofetada, con la palma bien extendida, a quienes si pagamos, porque en realidad a los cumplidos no nos estimulan de forma alguna.
El problema –incluso para las autoridades fiscales- es que los ciudadanos nada morosos, con este tipo de problemas burocráticos se desangelan, se desaniman por los obstáculos para cumplir en las obligaciones fiscales.
Por costumbre casi todos los ciudadanos que venden sus vehículos a particulares, tienen ese problema, porque falta orientación en ese sentido… Muchas veces el simple contrato de compra venta, sin registrar ante una autoridad competente, lo que deja indefenso al vendedor en caso como el que se cita.
Cierro este espacio para que las autoridades fiscales tomen cartas en el asunto y orienten a los “Carlos” que se encuentren en situaciones similares, porque la excesiva confianza les lleva a contraer, más que pagos… son pérdidas de tiempo y dolores de cabeza, todo por querer cumplir como ciudadanos.
Comentarios: [email protected]
Maremágnum/Mario Vargas Suárez *Los morosos
(Visited 1 times, 1 visits today)