De entrada, el discurso de ambos conquistó, fue claro, contundente y pintó de pies a la cabeza a dos políticos de fuerte presencia que saben aplicarle la dosis de pimienta y sal necesarios para convertir en interesante un debate.
Primero las mujeres y fue Guadalupe Flores Valdez la que no anduvo con ambigüedades y se dejo querer, acariciar por una muchedumbre que ve en ella la imagen con la que muchas féminas priístas sueñan y añoran, a una política nada frágil, por el contrario, combativa, ruda y visionaria.
Es una mujer que sabe desdoblarse cuando el momento lo requiere, porque ese rostro dulce, expresivo y apiñonado suele también sufrir una metamorfosis y tornarse duro, frío y calculador.
Y cómo no, si con una sonrisa a flor de labio en el discurso que pronunció en la Convención de Delegados priístas que convalidaron su candidatura al senado, se le fue al cuello al gobierno de Felipe Calderón Hinojosa al subrayar que México requiere de un cambio porque millones de compatriotas están sumidos en la inseguridad, en el desempleo, en el desanimo y la desesperanza.
Pocos pueden conservar la serenidad cuando señalan que ya basta de gobiernos panistas que siguen experimentando en el error en un país donde nuestros compatriotas están sumidos en la desesperación y padeciendo los graves estragos de la violencia.
Si fueron los panistas los que lanzaron la primera piedra contra Tamaulipas, ahora Lupita les contesta que no va a caer en la provocación y en la descalificación, porque es una mujer y respeta las divergencias y la pluralidad de ideas.
No obstante su bien pulido discurso denota que el respeto tiene un límite y que está preparada no solo para sonreír, sino que también para cuando es necesario expulsar una pequeña dosis de veneno.
Y ahora los caballeros y fue Manuel Cavazos Lerma quien con un discurso improvisado encendió a los priístas, los obligó a participar y a pactar el compromiso de defender a un PRI que no se va a doblar.
Si en una ocasión Manuel dijo que “no va a sacar fuerzas del pasado”, su discurso dibujó todo lo contrario, porque se pinto como un hombre igual de completo como en los tiempos de antaño, frontal y un experto en el arte de mover la conciencia de las masas con el perfecto dominio de la oratoria.
De él se podrán decir mil cosas, pero Manuel lleva en la sangre la cualidad de ser un buen orador, que es la esencia que debe tener todo aquel quien se dice político.
Sostiene, él, que va a ganar la elección contundentemente, legítimamente, civilizadamente y unificadamente, porque la confrontación solo dejaría en el camino los despojos de un país corroído y destruido.
Y encendió el Polyforum cuando exhortó a dejar las armas y anteponer el interés nacional sobre todo aquello que ha dejado la inexperiencia y la corrupción.
Fue así como en alusión a los gobiernos panistas apuntó que México no soporta ya otros seis años.
Con el uso de términos como fertilizar y otros que tienen relación con cosechar el camino para buscar que México sea otro, Manuel se echó a la bolsa al público, al grado de que políticos como Jaime Morelos Canseco, Gustavo Torres Salinas y cavacistas de hueso colorado como Eliseo Castillo, Pedro Hernández Carrizales y Francisco Adame Ochoa, se lastimaron las manos para festejar con aplausos aquella perfecta clase de oratoria que les obsequio el candidato..
Son Lupita y Manuel dos ofertas atractivas que presentó el PRI de Tamaulipas.
Dos políticos con diferente estilo, pero igual de valiosos.
Correo electrónico. [email protected].