El voto de los mexicanos deportados

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Reynosa, Tamaulipas.-La pieza musical de fondo no es aquella de un domingo cualquiera, hoy en día de reposo, van saliendo uno a uno del servicio religioso al interior de una vivienda de madera con techo de calientes láminas.

Son los mexicanos deportados de la unión americana por la frontera de Reynosa, Tamaulipas dejaron la oferta laboral de sus vidas en el vecino país, junto a su esposa e hijos, quizás fue el destino, pero en su forzado regreso traían consigo su credencial de elector y hoy, harían valer su derecho de acudir a las urnas electorales para elegir al presidente de la república, diputados federales y senadores.

“Estuve unos once meses en los Estados Unidos, en Edimburgo Texas, cuando mi hermano tuvo un serio percance vial, luego me deportaron y al terminar este día, quizás me encuentre de regreso a Monterrey, Nuevo León”, dijo el connacional Juan Francisco Torres Rojas.

Comparte a sus conocidos salvadoreños, puertorriqueños, colombianos que los mexicanos tienen la obligación de votar hoy, ya que los cambios siempre son buenos.

Seguido de él, se acerca Félix García, un guanajuatense que había radicado los últimos 6 años en la unión americana hasta el día de su deportación, en el albergue para indocumentados e indigentes “Senda de Vida” encontró techo, alimentación pero conservó la misma decepción en cada jornada electoral.

“De tantos partidos políticos no encontramos cual, ahorita necesitamos una respuesta positiva que realmente se vea el hecho de que cumplan las promesas, nos piden el voto pero mañana no tiene validez, ahorita lo piden, lo pelean y hasta pagan por nuestro voto, pero mañana se olvida”

Dice que su historia es como la de una aventura, aún así, alisto su credencial de elector para buscar donde ejercer el voto, ahí mismo se le recomendó que buscara una casilla especial de la elección.

El refugio para los peregrinos al norte de Tamaulipas se encuentra pegado al bordo de protección del rio bravo, cauce natural que divide el territorio mexicano del americano.

Otra voz calló el murmullo de todos los presentes: “Mi sentir es que fueran unas elecciones limpias, que dejaran la guerra sucia, necesitamos seguridad porque estamos batallando, aun así, no te puedo decir por quien votaré, porque es un secreto”, me llamo Carlos Octavio Méndez y soy oriundo de Matamoros.

Con 33 años trabajando en los Estados Unidos, Ismael Partida Guzmán habría regreso de emergencia a México, en ese entonces su permiso especial de internación al vecino país expiró y no tuvo remedio que albergarse junto los demás indocumentados, también cuenta con su credencial de elector y preguntó a donde iría a votar en esta parte de la frontera.

“A nosotros se nos han prometido varias cosas y nunca se nos ha cumplido, el gobierno nunca cumple con nada, allá cuando les das el voto lo rechazan a uno al terminar de darlo, tanto uno como de otro ignoran a uno, cosas que en Estados Unidos no llegan a cumplirse”

El nativo de Ocotlán, Jalisco, emitía su voto como mexicano en el exterior desde donde contemplaba la situación migratoria de los llamados “sin papeles”.

“Mas desde lo que paso con el problema de las torres gemelas, todo se complicó, mi madre es ciudadana americana allá en Chicago, tengo toda mi familia casi allá, aquí he navegado, he sufrido y he sufrido muchos maltratos, cuando lo vives en carne propia es cuando puedes decir realmente que está pasando”.

El caso de Vidal Quijada Cepeda no es tan diferente, estando casado con una ciudadana norteamericana, un juez hizo caso omiso a la copia del acta de matrimonio signada del otro lado de la frontera y su permanencia en Reynosa es como la de todos los demás.

Todos ellos acudirían a votar.

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