Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Gobernar para todos

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El hecho de que Enrique Peña Nieto sea el virtual ganador de las elecciones nos mueve a pensar una serie de aspectos que bien tendrían que considerarse, siendo algunos referentes a la forma de gobierno.

Primeramente, habrá que esperar a que el proceso concluya; si bien es cierto que las actas registradas ante el Instituto Federal Electoral lo ubican como ganador virtual, es necesario esperar el conteo que se lleva a cabo en los Consejos Distritales, para validar los datos y, posteriormente, esperar el día en que le sea entregada la constancia de la victoria obtenida en las urnas. Antes de ello, oficialmente no tenemos ganador, aunque es un hecho que ya lo hay.

Algunos ciudadanos consideran que el ganador no ha obtenido la mayoría, pese a que los números le ubican con el mayor número de sufragios. En cualquier caso, quien gane la elección tendrá más de 20 millones de votos en contra, es decir, en el caso de Peña Nieto, habrá gente que votó por la coalición encabezada por Andrés Manuel López Obrador, y quien votó por Josefina Vázquez Mota, así como por Gabriel Quadri. Son muchos votos en contra que habría que considerar alguna metodología para atender este asunto.

Sugieren algunos que debería haber una segunda vuelta, en la que participen los dos punteros, y así, quien tenga la mayoría, que se lleve el triunfo, que sería irreversible. Eso lo tendrán que atender los diputados de la legislatura que inicia en diciembre próximo.

Hemos sido de la idea de que los representantes de partidos políticos hacen un trabajo ingrato: no son reconocidos al impugnar las casillas en las que ellos mismos estuvieron vigilando. Nos consta por participar directamente, que todos, absolutamente todos los representantes vigilaron “con lupa” el conteo y estuvieron de acuerdo en el llenado de las actas: las revisaron una y más veces y estamparon su firma de acuerdo.

¿No vale el haber estado desde las 8 de la mañana hasta las 11 o 12 de la noche vigilando todo el proceso entonces?

Cuando uno ve las impugnaciones en donde el instituto político tuvo representantes, piensa que entonces, las muchas horas de vigilancia escrupulosa no sirvieron de nada, porque ahora se pedirá abrir las urnas, contar nuevamente los votos, uno a uno, para verificar que lo que dice en el acta corresponda a las boletas electorales. Doble trabajo, que consideramos puede ser hasta cierto punto estéril. Si se hizo bien el trabajo, no habría necesidad de contar de nuevo.

Y quien tome protesta como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos lo será para 110 millones de mexicanos, no para los que simpatizaron con su causa y partido o partidos, sino para los que inclusive votaron en contra. Para eso son las elecciones.

No vale para nada el revanchismo, eso debe quedar atrás, y todos deberíamos ponernos a trabajar en la trinchera que sea para que México pueda mejorar en muchas cosas que hay que cambiar.

No se justifican acciones fuera de la ley, pero se debe asegurar que lo que se hace sea claro y limpio. Las descalificaciones sin fundamento no sirven. Las pruebas que se han manejado a través de redes sociales legalmente no son aceptadas porque hoy en día la manipulación de imágenes se puede llevar a cabo con una magistralidad tal que pudiera parecer una imagen real sin alteraciones. Nada garantiza que sea o no manipulada, y eso lo debemos tener más que claro.

Importante resulta el aceptar la victoria o la derrota con madurez, no insultar, no descalificar a los demás, y tomar las cosas como son: una contienda en la que gana el que tiene el mayor número de votos: así está establecido en la ley y así debe de ser.

México nos otorga la libertad de manifestarnos a favor o en contra, pero no se vale, y es nuestra opinión, hacerlo en forma violenta, agrediendo las libertades de los demás en aras de defender una supuesta “libertad de expresión” nuestra. Nada justifica la descalificación de quien votó distinto a nosotros.

Si ganamos, bien. Si perdimos, bien, porque hay que tener la madurez para aceptarlo. El próximo presidente de México deberá gobernar para todos, sin distingos, y para ello, todos debemos reconocer su triunfo si se demuestra su legalidad.

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Atentamente

Carlos David Santamaría Ochoa Ph.D.
A.I. Periodismo y Comunicación

Ten un buen día!

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