Fuente:http://msn.mediotiempo.com
De la cuna hasta el cajón”, así reza una estrofa de los cánticos adoptados por las barras del futbol mexicano, para reflejar la pasión con la que viven y sienten los colores por su equipo, pero en el caso de los aficionados de Monterrey y Tigres, esta frase deja de ser una simple metáfora para llevarlo a la realidad.
No hay duda de que la manera de vivir el futbol en la Sultana del Norte queda de manifiesto cada semana, en la que los estadios Tecnológico y Universitario lucen al cien por ciento de su capacidad en cada encuentro de sus respectivos clubes, así como a las ventas de playeras que inundan la ciudad diariamente, sin importar que los equipos regios se encuentren en la cima luchando por títulos o en los últimos lugares de la Tabla.
Pero también puede verse que la fidelidad y el amor por Rayados y Tigres continúa después de la vida terrenal y los aficionados de mayor pasión, llevan hasta su tumba los colores de su club, que lucen en sus lápidas, losas y alrededores, con el azul y blanco del Monterrey, así como el amarillo y azul de los felinos.
Sólo hay que dar un pequeño recorrido por algunos panteones del área metropolitana, para observar cómo varias de ellas muestran los colores del club de futbol de los amores de la persona que ahí descansa en su última morada.
En medio del silencio que impera en el lugar, con los árboles y demás monumentos que los rodean como mudos testigos, pueden observarse los colores albiazules en las tumbas de aquellos hinchas del Monterrey cuya voluntad en vida fue que sus familiares y amigos adornaran y pintaran de esa manera su lápida y la base que la sostiene.
De igual manera ocurre con aquellos seguidores de Tigres que pidieron que su cripta luciera en amarillo y azul, incluso en casos hasta con una bandera que ondea en todo lo alto, anunciando que ahí se encuentra la morada eterna de un fiel aficionado de la UANL.
Existe incluso el caso de aquellos que se llevaron hasta el más allá la rivalidad entre sus equipos, como se aprecia en el panteón municipal de San Jorge, donde se encuentran las tumbas de un aficionado rayado y un tigre, quienes descansan uno junto al otro, en sus respectivas criptas sobresalen los colores de Rayados y de Tigres, mostrando que hasta después de la muerte se mantiene el amor incondicional por el club que se alentó en vida.
También están aquellas tumbas que no están pintadas con los colores del equipo de futbol de preferencia, pero que entre las ofrendas colocadas por familia y amigos, se encuentran banderines, fotografías y calcas alusivas a Rayados o al conjunto de la UANL, que celosamente fungen como custodios del descanso eterno de su morador.
Incluso son los barristas fallecidos de ambos equipos, ex integrantes de La Adicción, grupo seguidor del Monterrey o de Libres y Lokos, que apoyan a Tigres, cuyas tumbas lucen en mayor colorido y con pintura reciente, además de los símbolos que distinguen a cada uno de los grupos radicales de la ciudad.
De esta manera queda en evidencia que la pasión y el amor por Rayados y por Tigres, se llevan más allá de la muerte, el Clásico Regio entre ambas aficiones se sigue jugando en sus recintos de descanso eterno y es desde el más allá, donde aquellos que se han adelantado en el camino, se mantienen apoyando a sus respectivos clubes, porque siguen al pie de la letra otra estrofa que indica “Ni la muerte nos va a separar”.
[MEDIOTIEMPO]