Alberga una de las fábricas donde se ensamblan algunos de los aparatos más vendidos del mundo. Pero la ciudad de Shenzhen también es un gran lugar para comprarlos.
Claro, si uno puede soportar el ruido y el ajetreo de este escaparate del capitalismo al desnudo en Hua Qiang Bei, la Calle de la Electrónica.
Es un largo tramo justo en mitad de esta metrópolis en constante expansión plagada de tiendas y supermercados vendiendo productos electrónicos, desde los últimos celulares inteligentes a televisores también inteligentes, de laptops a tabletas.
Para un recién llegado a China, también es un recuerdo de cuán rápido ha crecido el país, y cuánto ha aumentado también el poder adquisitivo de los chinos.
Consumidores exigentes
Puedes encontrar una gran gama de teléfonos móviles aquí, incluyendo muchas marcas desconocidas fuera de China. Pero en todas partes dos nombres, Apple y Samsung, brillan en signos de neón.
El dueño de un negocio me dijo que éstas eran marcas que todo el mundo desea: “hace cinco años era Nokia”, a pesar del hecho de que se llega a pagar hasta US$960 por un iPhone o un Samsung Galaxy S3.
Un analista me explicó que anteriores generaciones preferían marcas baratas, pero que los adolescentes de hoy veían las cosas muy diferentes.
“Dale a mi hija un teléfono falsificado”, dijo, “y te lo arrojará pidiendo que le des la marca real”.
Mirando su propio iPhone, me dice con orgullo que la inscripción “Hecho en China, diseñado en California”, no es del todo precisa. Según aclaró, diseñadores de Foxconn han elaborado cuatro posibles modelos para el último teléfono, y Apple ha elegido uno de ellos.
Fuente:
bbc.co.uk