Este 24 de diciembre es una fecha especial: Navidad, regalos, cena, misa, oración, recogimiento… una serie de aspectos que vienen a la mente en cada uno de nosotros.
Cuando nos acercamos al tradicional pino navideño, pensamos una serie de cosas que van desde el recuerdo de la infancia en aquella casa de Benjamín Franklin, donde vimos la primera luz, hasta el pino natural que en Las Adelitas floreció hasta hace un año y que insinuó en cada uno de nosotros el motivo que debemos recordar: el nacimiento del Cristo de millones de personas.
Y pareciera que es fundamental el tener regalos que entregar, dar, y algunos que recibir: los regalos constituyen una parte fundamental en las fiestas de hoy en día.
Alejados de la vana costumbre, nosotros pensamos en algunos de los regalos que pudiéramos pedir al “Papá Noel” de muchos, al “Santa Claus” de otros tantos, y al “Niño Jesús” de más. Lo cierto es que los regalos son importantes para estas fiestas, pese a que los sacerdotes insisten en que no hay nada que regalar más que una actitud positiva.
El mejor regalo podría estar vinculado al bienestar de todos nosotros en el aspecto material, o en algunos otros, la parte sentimental o afectiva; para nosotros, uno de los más grandes regalos de la Navidad de 2012 es, sin duda alguna, el estar compartiendo la mesa con Alma, Benjamín, Iola, José Luis, Santiago, Emiliano, Ximena, y, por supuesto, Iola y Alex, artífices de lo que todos los demás somos hoy en día.
Es el mejor regalo, sin duda alguna, el hecho de poder compartir con los nuestros los sentimientos más especiales; claro, faltaron los herederos: David, Dany y Dafne, porque son el motivo de nuestros esfuerzos, motivaciones y preocupaciones, pero sin lugar a dudas, constituyen lo más sagrado e importante que existe.
Recibimos el mejor de los regalos desde el día 21, y que se ha multiplicado hoy en día: el amor de la familia, ese grupo social que nos ha dejado el Ser supremo para disfrutar y que se llama “familia”, donde, los ejes de la misma han permitido ejercer todo tipo de libertades en nosotros, en una actitud responsable y madura una actitud que nos llame a hacer valer los reglamentos que hay en nuestros días, así como también, ejercer el derecho de réplica o de agregar algo a lo que nos han regalado a través de la palabra.
Recibimos la oportunidad de hacer la famosa “carta” navideña, que no es más que un apunte de voluntades y sentimientos, un momento de reflexión y amor por los nuestros; podemos decir muchas cosas, pero no hay que dejar a un lado lo que hemos crecido en el ámbito universal.
Entendemos que no todo lo que hay en la vida es favorable y algunas cosas no representan ningún sentimiento positivo para los demás, pero son parte de nuestra historia. Tenemos que hacer que nuestros deseos sean cristalizados en la oportunidad mayormente posible, es decir, en forma inmediata.
El mejor regalo se ciñe de un agradecimiento total al Ser Querido por lo que vivimos y hemos vivido, por lo que está por venir, pero sobre todo, por la bendición de ser parte de lo que hemos visto y vivido durante los últimos años.
José Luis, acompañado de la inseparable Iola, con sus hijos Emiliano y Santiago, así como Benjamín y los que son la base de todo lo que hablamos: los padres de muchos de nosotros, y quienes han conformado un equipo de amigos, familiares y todo lo que de ello significa progreso.
Agradecemos la oportunidad de vivir, de estar presentes en la vida de los seres que amamos, y pedimos a Dios que haya motivos de felicidad para este año y lo que viene, para que podamos compartir más aún en el aspecto material y espiritual, que es donde más estamos fallos.
Gracias por la vida, gracias por lo que nos ha llegado a veces sin merecerlo, gracias, Dios, por permitirnos celebrar la Navidad con los seres más importantes que hay.
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