Reynosa, Tamaulipas.-Ante el incremento de personas sordas en donde sus familiares solicitaron la ayuda de organismos no gubernamentales como el Instituto Isaías 55, se pensó en un modo de autonomía a largo plazo, que contemplara la economía de este vulnerable grupo.
“En febrero de este año metimos un proyecto con INDESOL, un proyecto de conversión, ellos ponen una parte del recurso y el Instituto pone la otra parte, fue aprobado el proyecto en Abril y en Mayo empezamos clases de soldadura y con metal aquí en Reynosa con algunos alumnos del Instituto ISAIAS 55”, dijo la publirrelacionista Erin Knobloch.
Se denominó “Implementación de un programa de formación laboral en trabajo con soldadura para personas sordas en Reynosa”, pero el principal obstáculo era la comunicación entre los sordos, pues ellos, habilitan sus manos para ejercer el Lenguaje de Señas Mexicana.
“Como pueden imaginar hubo muchos retos en este camino, ninguno de los participantes había tenido experiencia con la soldadura, en un principio les daba mucho miedo las maquinas, no sabían usar los equipos, primero hablamos de la seguridad que era muy importante, pero ustedes saben que las personas sordas usan las manos para hablar, y al ponernos guantes, es muy difícil“, continuó.
Este nicho de producción fue compartido a los representantes de los significativos sectores económicos en esta frontera…
Patricia Díaz, Directora del Instituto Isaías 55, mencionó: “A pesar de que ellos son sordos, pueden hacer muchas cosas como cualquier persona normal, ahorita tenemos invitados aquí de maquiladoras y hemos estado haciendo la invitación a más gente para que se entere de que nuestros niños, nuestros jóvenes, van a poder hacer quizás colocarse en una empresa, una maquiladora, taller de soldadura“.
Y de lo cotidiano, pasaron a lo peculiar de la elaboración de sus manos…
“Elaboraron un portón en la otra institución, está la estructura que le pueden tomar una foto, ha hecho cosas como reja, asador, todas esas cosas que quizás cualquiera las hace, pero una persona sorda como les explicaba, ellos no oyen, nada más sus manos con las que trabajan“, concluyó Díaz.