Urdangarin y su trato de favor de Calderón

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En los últimos 12 meses, las páginas de la prensa española han llenado sendas portadas con el caso de corrupción que envuelve a Iñaki Urdangarin y el Instituto Nóos.

Podría ser un caso de corrupción más de un ciudadano que evadió al fisco y se lucró de contratos que involucran a la administración pública.

Se complica mucho más cuando se trata del yerno del Rey de España, Juan Carlos I, esposo de la Infanta Cristina de Borbón y emerge una trama extensa y bien trabajada de “relaciones peligrosas”.

España, además de los graves problemas económicos y de desempleo con una tasa de paro del 27%, enfrenta una serie denuncias por corrupción demasiado graves para cimbrar hasta la mismísima cúpula de poder.

El drama es que el mapa de la corrupción comprende desde políticos de la izquierda en el PSOE, hasta líderes de la primera esfera del PP, partido en el poder.

Para mayor hedor de la cloaca, resulta que hasta la monarquía está contaminada de una maraña cargada de evasión fiscal.

Todavía en España, la prensa se pregunta con cierto sospechosísimo, cómo es que llegó tanto a las autoridades, como a la prensa, un negocio perfectamente redondo con una fundación destinada a beneficios sociales.

Mucha tela se ha cortado alrededor del hecho, inclusive se baraja una especie de venganza entre Letizia Ortiz (periodista de formación) casada con el príncipe Felipe, heredero al trono de España.

La relación entre Ortiz, sus cuñadas y su entorno, es de sobra conocida de agrio trato lo que, para muchos traduce en una especie de conjura.

Hasta el mismo Urdangarin ha señalado a la princesa de Asturias como culpable de que, tanto la prensa como las autoridades, conozcan demasiada información.

El hecho en sí es que, Urdangarin y la Infanta Cristina, ambos están imputados por las leyes españolas y hasta la misma autoridad fiscal ha pedido investigar las últimas declaraciones de la renta de ambas personas.
A COLACIÓN

El camuflaje fue el Instituto Nóos, una especie de fundación a favor del deporte, que amparada en las credenciales del Rey Juan Carlos fue obteniendo una serie de negocios y contratos con diversas autoridades gubernamentales e inclusive en el extranjero.

La verdad es que, dicho instituto nunca hizo nada, ni siquiera tenía trabajadores. Muchas de las personas dadas de alta en la Seguridad Social no existían o se trataban de gente que formaba parte de la servidumbre de la casa de Pedralbes, la lujosa zona residencial de Barcelona, de la infanta Cristina y su familia.

Hasta el momento, primero de mayo de 2013, la autoridad habla de más de 14 millones de euros desviados desde el Instituto Nóos y otros 5 millones de desde la inmobiliaria Aizoon. Y cada vez que pasa el tiempo las cuentas negras son más abultadas.

Así es que esta vez, la noticia con Urdangarin no está relacionada con negocios en España sino con tratos de favor en México relacionados con el entonces presidente Felipe Calderón con la Casa Real de España.

En su momento, se dice, de acuerdo con la prensa española, que el Rey Juan Carlos llamó al presidente Calderón para pedirle que apoyara al Instituto Nóos.

Para redondear la negociación el rey Juan Carlos puso en suerte a su yerno durante una recepción en el Palacio de la Zarzuela, en un agasajo a favor del presidente Calderón y su esposa Margarita Zavala.

Las respectivas autoridades españolas están investigando hasta dónde llegó, en efecto y en el hecho, la participación de Urdangarin en México con contratos presumiblemente en el renglón de agua pública, turismo y energía eólica.

Al respecto, los primeros contactos iniciaron a principios de 2008, el entonces presidente Calderón habría dado instrucciones para abrir las puertas a Urdangarin y su esposa, la Infanta Cristina, a través de Aguas de Valencia.

Como todo permanece en España en secreto de sumario, el Legislativo en México debería solicitar una investigación al respecto de qué tanto se privilegió al yerno del Rey Juan Carlos con proyectos de impacto en México financiados, además con dinero del erario público. Además inexistentes.

En España, el caso es de franco escándalo, no solo por las investigaciones fiscales, el desvío de recursos, el fraude público y el montaje de un enorme entramado para dar de alta en la Seguridad Social a gente fantasma.

Aún más bochornoso: gente supuestamente dada de alta en el Instituto Nóos que de momento salía desempleada, solicitaba cobrar el desempleo, y en realidad no hacían nada. ¿De verdad, los miembros de la Casa Real necesitarán meterse en tantos problemas cuando anualmente reciben una importante partida económica de parte del erario?

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