Su risilla fue siempre muy peculiar, de esas que taladran los oídos y
que sacaba de sus casillas al profesor en turno.
Pero dueño de una simpatía que contagia, que atrae, muchos pagaban
un peso por estar cerca de él y, otros, 50 centavos por mantenerse lejos.
De origen muy humilde, él siempre se destacó por ser un alumno
dedicado al estudio, aunque luego de clase la guasa se le daba bien, la
disfrutaba, porque su carácter era así, desinhibido, risueño, totalmente
desmadroso.
Eran los años setenta cuando me recuerdo bajando a pie La Loma a su
lado fabricando bromas y apodos para los demás compañeros de salón
y, es que para eso, los dos éramos expertos, no teníamos límite.
Compartimos, ambos, un espacio en la Preparatoria Federalizada de
Tamaulipas, una institución que era como nuestra segunda morada, un
lugar donde convivimos con personajes que hoy brillan en la política
local y nacional, como por ejemplo Guillermo Martínez García, vocero
del gobernador, Egidio Torre Cantú, a quién le apodaban “El víboro”.
Nuestro punto de reunión era siempre el 17 Matamoros y Guerrero,
donde habitaba Ernesto Meléndez Cantú, otro ex compañero de origen
muy modesto, quién hoy como abogado ha escalado puestos de suma
importancia que no lo han mareado, que no lo han obligado a despegar
los pies de la tierra.
Pero mejor hablo de él, del contador, Jaime Salvador Amaro Castillo,
quién aparece en la planilla del candidato del PRI a la alcaldía de
Ciudad Victoria, Alejandro Etienne Llano, como propuesta a segundo
sindico, y a quién allá por sus tiempos de preparatoriano se le conocía
como “El Pingüino”.
En realidad desconozco quién lo bautizó o cómo acuñó ese apodo, pero
la verdad es que él que lo hizo no se equivocó, porque le va bien, lo
decora, va con su personalidad y, es idéntico, al personaje ficticio del
cómic, autoría de Bill Finger y Bob Kane.
Y es que si no lo conoce, el aspirante a síndico pose una nariz ganchuda
similar al pico de un pingüino, su risilla es antipática y su forma de ser
invita a pensar que tal vez tenga algún problema psiquiátrico, pero no,
se trata de meras excentricidades.
Otra coincidencia es que él –Jaime- desde las cloacas de ciudad Gótica
brincó por su capacidad al mundillo de la contabilidad y de la política,
desde dónde con un trabajo discreto, que no se ve, ha contribuido a
que desde su puesto como Presidente del INCOPSE arriben varios
alcaldes del PRI a la comuna local.
No sé, así como es la política, si a estas alturas Jaime –El Pingüino- aun
enfrente problemas con Batman que le impidan arribar como síndico,
pero ya en serio lo cierto es que sus ex compañeros vemos con agrado
que le haga justicia la revolución y que este paso sea para él como un
escalón más para que consolide su sueño de convertirse en un buen
político.
Seguido me lo encuentro en la puerta de Palacio de Gobierno y su
risilla odiosa lo distingue a varios metros.
Y a menudo soy objeto de sus bromas, pero siempre aguanto la vara,
porque sé que “El Pingüino” es así, burlón, irónico y socarrón y, cómo
no, si de lo que se trata es imitar al eterno enemigo de Batman.
Por cierto que “El Pingüino”, el de los cómics, en la historieta se lanzo
como candidato a alcalde de Gotham City y casi gano.
Por eso no descartaría que en la mira de Jaime.
Figure en el futuro, la alcaldía de Victori City.