Tu psiquiatra ¿un robot?

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La creación de avatares humanos que interaccionen con nosotros es un negocio en pleno auge. El Instituto de Tecnologías Creativas de la Universidad de Santiago de Compostela ha creado un personaje virtual llamado Ellie que nos escucha activamente. ¿Un robot psiquiatra?

Conozca a nuestros humanos virtuales, reza un apartado del portal del instituto de tecnologías creativas de la Universidad del Sur de California USC. Y tienen de muchos tipos. Un entrenador, una guía de museo, un profesor o un psiquiatra.

La idea es mezclar diseñadores de avatares tipo personajes de Hollywood con expertos en distintas áreas así como científicos sociales expertos en la interacción. Se trata de desarrollar un medio en el que sumergirse para el entrenamiento militar, terapias de salud o educación científica.

Uno de los problemas a superar es el llamado “Valle Inquietante”. El fenómeno fue descrito en los primeros 70´s por el robotista japonés Masahiro Mori. Establece que las representaciones humanas (robots, imágenes, muñecos, personajes de videojuegos, avatares…) nos resultan más familiares, más identificables cuanto más se parecen a los humanos, hasta que llegan a un punto en el que se vuelven muy repulsivas, extrañas o inquietantes. A veces son pequeños detalles los que marcan la diferencia. El más común es la textura de la piel. También la calidad del movimiento y del habla, la prosodia o la sensación al tacto. Estudios con monos indican que también ellos tienen el mismo comportamiento. Pasan más tiempo observando fotografías de monos reales o imágenes alejadas de la realidad que las “próximas” a ellos.

Uno de los avatares creados es Ellie, una simulación por ordenador diseñada para charlar con la gente. Una mujer (aunque puede ser un hombre) que guía nuestra conversación con pequeñas muestras de aprobación y preguntas sencillas. Lo fascinante de este robot es que “lee” nuestro estado de ánimo. Es capaz de analizar miles de medidas tomadas de nosotros. Para ello, debemos de hablar a través de un ordenador equipado con varios dispositivos.

Una cámara de vídeo recoge nuestras expresiones faciales. Un sensor de movimientos como Microsoft Kinect analiza nuestros gestos y movimientos. Y un micrófono interpreta las inflexiones de nuestra voz. Con todo ello Ellie establece nuestros cambios de humor y nuestro estado de ánimo, si sonreímos o estamos serios, si miramos a la cámara o bajamos la vista. Ayudada por unas simples aprobaciones “aha” y un sencillo repertorio de preguntas va guiándonos pasando de temas escabrosos a otros más positivos.

Elli no necesita ninguna inteligencia ni entender el lenguaje. Le basta analizar nuestros actos y seguir un sencillo protocolo de actuación. Dado que está en la nube, puede aprender de todos los humanos con los que interacciona. Si, con el tiempo, adquiere capacidades analíticas como Watson, el avance será gigantesco.

Ellie está desarrollada por un psicólogo y un informático. Ha empezado a usarse por el Departamento de Defensa americano. Desde la brutal guerra de Vietnam hasta las actuales de Irak o Afganistán, la dramática secuela de veteranos es interminable. Y Ellie es muy barata.

Desde luego una psicoterapia es mucho más que una escucha activa. El terapeuta nos ayuda a descubrir conflictos y nos da pautas de actuación para llevar una vida mental más saludable. Pero sentirnos escuchados es parte de la terapia.

Desde el confesor en la iglesia hasta el psiquiatra pasando por cualquier amigo, alguien que nos escuche nos alivia. ¿Tendrá un robot el mismo efecto?

Fuente:
alt1040.com

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