Hay una manía de compartir autorretratos en línea. ¿Pero por qué?
El primer teléfono inteligente con una cámara delantera fue el punto de inflexión.
Sólo se necesita eso para tomar una foto de sí mismo. ¿Puede haber una indicación más definitiva de la ubicuidad del autorretrato o selfie, como se les conoce?
Las cámaras, que enfocan automáticamente a un brazo de distancia, nos invitan a fotografiar cada momento, sin importar la ubicación o la compañía.
Las imágenes pueden ser compartidas con miles de personas. Su inmediatez -¡Miren dónde estoy! ¡Miren lo que hago! ¡Miren cómo me veo!- es emocionante. Por lo menos para algunos.
Está la foto desde un ángulo alto, que muestra el brazo del fotógrafo. Está el autorretrato con espejo. Están las fotos con pose, con ojos tipo Bambi o expresión de puchero. Y están los autorretratos grupales, que implican rechazar la oferta de algún transeúnte generoso de tomar la foto.
Millones de imágenes
Una búsqueda en la aplicación para compartir imágenes Instagram revela que se han subido 23 millones de fotos con el hashtag o etiqueta #selfie, además de 51 millones con el hashtag #me.
Rihanna, Justin Bieber, Lady Gaga y Madonna son todos fotógrafos en serie de selfies. La modelo Kelly Brook tomó tantos que terminó autocensurándose. Las niñas de Obama fueron descubiertas mientras posaban frente a sus celulares durante la segunda toma de posesión de su padre.
Incluso el astronauta Steve Robinson tomó una foto de sí mismo mientras reparaba el transbordador Discovery.
La manía de autorretratarse está en todas partes. La palabra selfie ha sido usada tanto en los últimos seis meses que actualmente está siendo analizada para posiblemente incluirla en el diccionario en línea Oxford.
El precursor
Se cree que el primer autorretrato fue tomado por el pionero de la cámara Robert Cornelius en 1839, pero es cuestionable si eso se puede considerar un selfie de verdad.
“Es probable que haya contado con un amigo o un asistente para la exposición”, dice Michael Pritchard, historiador y director general de la Sociedad Real de Fotografía, en Reino Unido.
Pritchard explica que posiblemente, los primeros selfies fueron tomados más adelante. En los años 1880 estuvieron disponibles por primera vez los obturadores con temporizador, que le permitieron al fotógrafo tener cinco o diez segundos para ubicarse frente a la cámara.
Algunas cámaras tenían cables largos, que permitían presionar el obturador a distancia, agrega Pritchard.
Compartir los autorretratos también antecede a internet. En los años 1860 se volvió popular compartir las cartes de visite, pequeñas tarjetas fotográficas. Incluso las cabinas fotográficas comenzaron a aparecer en 1880 y lograron atraer a grupos de amigos de manera similar a como ocurre hoy.
Y luego llegó Polaroid. Se vendió por primera vez en 1948, pero no fue realmente instantánea hasta su apogeo en los años 70. Las cámaras Polaroid podían sujetarse estirando el brazo y fomentaron que las personas tomaran imágenes más íntimas.
“La gran ventaja de las Polaroid fue que no se necesitaba un rollo para revelar”, acota Pritchard. “Liberó al aficionado que no tenía un cuarto oscuro de que alguien mirara su foto antes que él”.
Fuente:
BBC.co.uk