De todo corazón…

Los seres humanos somos difíciles de entender: hay ocasiones en que nos empeñamos en alguna acción que, sabemos, no es la más adecuada, sin embargo, ahí estamos de tercos hasta que el resultado es desfavorable y entendemos.
En materia de salud, hemos dicho una y mil veces que las autoridades de todo nivel, investigadores, médicos en general, particulares y de instituciones, organizaciones o gubernamentales y grupos de ayuda mutua tienen mucha información que se comparte; la red de redes, Internet, nos ofrece muchas cosas para mejorar nuestra salud.
En materia de diabetes, la Federación Mexicana de Diabetes A. C. o la International Diabetes Federation tienen infinidad de artículos y ligas para aprender a llevar esta que es una de las enfermedades más peligrosas del milenio y que causa más muertes que nada, aunado a la obesidad y el sobrepeso.
Con todo lo anterior, quienes nos jactamos de conocer nuestra enfermedad tenemos altas y bajas: debilidades propias del ser humano que a veces nos llevan a estados de salud poco favorables. El fin de semana fue el caso en nosotros y acabamos como muchos más: en una cama de hospital.
Contamos, claro, con la buenaventura divina y las casualidades que no son nada más porque sí: recibimos la mejor atención de parte del equipo médico del Hospital General de ciudad Victoria “Dr. Norberto Treviño Zapata” en el área de urgencias. Ahí, el doctor Jorge Cortina Beltrán mostró su calidad humana y médica, y el por qué es la persona que tanto se le admira y respeta en el ámbito médico.
Dicen que lo que bien se aprende nunca se olvida, y el doctor Cortina Beltrán ha tenido al mejor maestro de medicina que pudiera haber en nuestros lares: don Jorge Gil Cortina Flores.
Nos han ofrecido la atención que merece cualquiera que llega angustiado, con falta de reflejos, decaído, con mareos y demás síntomas.
Estamos muy agradecidos por la atención hacia nuestra persona, y también, con el corazón en la mano, queremos aprovechar este foro para agradecer a todos los amigos y familiares que mostraron su preocupación a través de esa maravillosa red social llamada Facebook: con nada se paga la preocupación e interés mostrado, los buenos deseos y los mensajes de ánimo.
¿nombrarlos? Imposible, porque son tantos los amigos y amigas que se mostraron preocupados, que no alcanzaría el espacio.
Lo que sí queremos que quede patente es el agradecimiento de esas personas que tomaron parte de su valioso tiempo para enviar algunas líneas o palabras.
El ser humano debe ser agradecido, es la premisa fundamental: con Dios, por lo que nos entrega, y con EL mismo, por poner en nuestro camino a toda esa gente que está ahí, en la red, pendiente, en la casa, en el teléfono.
Nuestros amigos de Victoria, D. F., Argentina, España, Colombia y otros lares se preocupan y eso nos hace sentir muy bien. Nos anima a seguir adelante en esta vida.
Siempre hemos sido optimistas respecto a nuestra existencia y la misión que debemos cubrir, en pro de quien vive con diabetes, pero en esta ocasión, ellos, muchos de los que escuchan la radio o leen nuestras columnas nos han dado la inyección de vida que necesitábamos.
La promesa con uno mismo es responder a los amigos y a la vida, al Creador y a la familia.
Nos hemos levantado con más ánimo que antes, y prometemos firmemente seguir en esta labor contra la diabetes, ayudar a nuestros semejantes hasta que EL nos llame a rendir cuentas.
Gracias, con el corazón a todos los que se han preocupado. Sus palabras serán las “culpables” del nuevo estilo de vida y misión que hemos de completar.
Dios sabe el bien que han hecho, y seguramente les multiplicará con creces.
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