“honorablemente” deshonestos

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La Procuraduría Federal del Consumidor ha publicado, y se ha dado a conocer a través de organismos empresariales, una extensa, interminable y vergonzosa lista de concesionarios de gasolineras que incumplen con su compromiso contraído, es decir, que nos roban a usted y a nosotros todos los días.

Es impresionante saber que en el país hay más de 2 mil 500 negocios de gasolineras que venden litros de menos, es decir, nos roban algunos mililitros que no son cualquier cosa, por cada litro que nos cobran.

La decisión inadecuada e inaceptable para la ciudadanía de que los combustibles suban mes a mes ya es pesada: todos renegamos del abuso que pensamos se gesta en contra de nuestra economía, supuestamente, a favor de una nación que requiere ajustes, y encima de ello, los deshonestos empresarios de las gasolineras nos roban a diario. No es concebible.

En la capital del estado hay gente que tiene muchos años dedicada a este negocio y otra que surgió en la última década como empresarios del ramo. Entre ellos, hay gente que se le conoce como personas “de sociedad2, es decir, quienes tienen una vida social muy activa y conocida a través de magazines y las secciones de los diarios. Aparecen fotografiados brindando o departiendo con sus amistades, haciendo gala de una cena de cumpleaños, baby shower o un aniversario de otra cosa.

Algunos califican este estilo de vida de distintas formas, pero se le conoce como “vida en sociedad” técnicamente dicho. Bien, cada uno de nosotros tiene derecho a hacer lo que quiera, lo que no se vale es navegar con dos banderas.

No se puede estar tomando fotografías dentro de un ambiente honorable y ser tramposo, o peor aún: ladrón de combustible.

Los que venden “litritos” son tan delincuentes como los que “ordeñan” ductos en ejidos y rancherías, solo que éstos últimos son etiquetados como tales, y los primeros son gente aparentemente honorable, pero deshonesta a más no poder.

Algunos se han dedicado a la administración de negocios, la política y otras cosas, independientemente de las concesiones que la paraestatal Pemex otorga a quien cumple una serie de requisitos.

Pero la PROFECO ha llevado a cabo un estudio muy interesante, y solamente en Victoria hay 9 gasolineras que incumplen con lo que ofrecen y venden: nos dan litros de menos mililitros, o sea, nos roban en un porcentaje importante que, sumado a lo que roban a otros como usted o nosotros, hacen fortunas completas.

¿Qué se puede hacer?

Somos de la idea de que se debe asegurar la cantidad de bombas que infringen los parámetros establecidos, aplicar una muy fuerte multa que no sea menos a 200 o 300 mil pesos por bomba, y en caso de reincidir, el retiro definitivo de la concesión, con la idea de que si no saben administrar el bien de los mexicanos de forma adecuada, no tienen posibilidad de seguir en el negocio de las gasolinas.

Algunos políticos dicen que las sanciones son elevadas pero: ¿es necesario pagar infracciones’ ¿quién las paga? Sencillo: sí se requiere y las paga quien infringe la ley. Si fueran éstas por 3 o 4 millones por cada falta, y todos asumiéramos nuestro papel y responsabilidad ética y honesta que hay que manejar, nadie pagaría infracción alguna. Así de claro.

Considerando la naturaleza del origen de la gasolina, sería interesante que se les fincara responsabilidad como delito federal y se les castigue como delincuentes, hampones, ladrones, porque no se les puede aplicar oro calificativo.

Robar en esas cantidades que hacen es insultante, y choca con su imagen social de honorabilidad y decencia.

Quien roba de esta manera no puede ser decente, simplemente no puede.

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