¡Que pase la… Laura Bozzo!

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Los escándalos de Laura Bozzo son una constante en su carrera televisiva. La conductora no sólo es juez y parte en cada uno de los casos que presenta en su programa, sino que también presta su propia vida para exaltar su melodramática lucha a favor de un ideal distorsionado y convenenciero de la justicia.

Laura Bozzo es una mujer de 62 años que estudió Derecho en su natal Perú. En la primera parte de su carrera se dedicó al servicio público, hasta que en la década de los noventa comenzó con sus incursiones en la televisión de aquella nación con Las mujeres tienen la palabra.

En 1998 se transmitió por primera vez Laura en América, advirtiendo desde el título la intención de internacionalizar sus contenidos. El formato talk show, que consiste en una serie de entrevistas sobre problemáticas de personas de la vida real, fue muy popularizado en esa época.

Al principio, el programa fue relacionado estereotípicamente con el imaginario popular de aquel país sudamericano. En una hora con comerciales, se exponían en un pequeño set de televisión cortas versiones melodramáticas donde abundaban la maldad, la bondad, la miseria, la indefensión, la sandez, la intimidad de la pobreza y el mesianismo de su conductora, la verdadera protagonista de la novela. No obstante, escondía una realidad colectiva que es común a toda Latinoamérica, y por ello no sorprende que haya podido adaptarse tan bien al público mexicano, donde el formato es básicamente el mismo.

Luego de la última transmisión de Laura en América, en el año 2000, el nombre ha mutado a Laura, Laura sin censura, Laura en acción, Laura de todos y, de nuevo, Laura (actual). Comenzó en América Televisión, luego en Telemundo, tuvo una breve participación en El Trece (una cadena de televisión argentina), y llegó por primera vez a México del brazo de TV Azteca. Desde 2011 está en Televisa.

La veracidad de sus shows es tela de juicio: todos los casos siempre tienen una solución, la que Laura considere pertinente. Tras concluir su arresto domiciliario de tres años en Perú, luego de que la conductora fue acusada de estar relacionada con actos de corrupción cometidos por el ex presidente peruano Alberto Fujimori y su asesor en materia de inteligencia militar, Vladimiro Montesinos, confesó que algunos de los casos no eran verídicos, sino shows montados por actores. Sin embargo, el programa entremezcla habilidosamente los melodramas en el set con visitas de campo en tragedias de la vida real.

Además, luego de que fue encontrada culpable por la justicia peruana, Laura se excusó diciendo que actuó bajo el influjo de su enamoramiento con Vladimiro Montesinos, y que estaba arrepentida de haberse vinculado con él y de lo que hicieron.

Pero los invitados a su programa no tienen justificación que valga. Laura los revictimiza culpándolos de sus problemas, muchos de ellos enmarcados en condiciones de pobreza, discriminación y desigualdad. A los varones suele dibujarlos como entes del mal absoluto y a las mujeres como merecedoras de sus castigos. Quizás los únicos inocentes en estos juicios arbitrarios son los niños, pues no queda de otra.

Para Laura nunca son válidas las explicaciones de las mujeres maltratadas por sus maridos ni de las pobres que descuidan a sus hijos. Ellas tienen la obligación de salir adelante frente a toda adversidad. Si aguantan es porque quieren, si no priorizan a su familia es porque son malvadas. No importa que tuvieran miedo, dificultades para conseguir recursos económicos o que estuvieran atrapadas por las adicciones. Ellas siempre tendrán la culpa por dejarse golpear, por haber malcriado a sus hijos o por haberse vuelto adictas al alcohol.

En el show de Laura Bozzo, una mujer involucrada en actos de corrupción por haberse enamorado de un hombre acusado de violaciones a los derechos humanos y genocidio, que una fémina haya cometido errores en su vida por amor y codependencia hacia un hombre, nunca será una explicación válida.

¿La batalla perdida?

La peruana dejó atrás sus raíces para mimetizarse con la idiosincrasia mexicana. Se dice creyente de la Virgen de Guadalupe, enamorada de México y de ayudar a su gente. El 19 de septiembre, sobrevoló el municipio guerrerense Coyuca de Benítez en un helicóptero del cuerpo de Rescate Aéreo Relámpago, prestado por el Gobierno del Estado de México (Edomex). Cuando descendió, según una crónica publicada por la revista Proceso, vestía un traje rojo de rescatista, mientras un crew de televisión la esperaba en tierra. No llevaba ayuda para los damnificados del huracán Manuel; sólo mensajes alentadores. Días antes, el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, había anunciado el envío de ayuda humanitaria a Guerrero con el uso de tres de estas aeronaves.

La periodista Carmen Aristegui, en su programa radial de la cadena MVS, hizo mención sobre esta situación el miércoles 25 de septiembre. Entrevistó a la autora de la pieza periodística, Marcela Turati. El mismo día, Laura Bozzo arremetió contra Aristegui acusándola de mentirosa, y argumentando que ella llevó ayuda a aquellas comunidades, situación que el alcalde de Coyuca refutó. El Gobierno del Edomex, después reaccionaría argumentando que utilizaron aeronaves para trasladar a varios integrantes de los medios de comunicación con el objetivo de facilitar la cobertura periodística de la tragedia.

Bozzo lanza retos y exigencias a Aristegui, los cuales son rechazados por esta última. Los usuarios de las redes sociales se suben al ring, pero se anticipa que Laura ya perdió la batalla. Los chistes gráficos, mejor conocidos como memes, circularon al por mayor desde el día de la confrontación.

Como ejemplo está su biografía en Wikipedia (que funciona bajo un esquema colaborativo en donde cualquier persona puede hacer aportes), la cual fue modificada todavía el día de ayer, y dice: “Aunque esta mujer se las da de periodista, humanitaria y sobre todo comprometida con nada más que con el desarrollo y bienestar, sus programas no demuestran mas (sic) que la falta de educación que tiene, y su falta de escrúpulos por hacer un imperio a costa de las costillas de los que menos tienen”.

Una vida de show

La vida personal de Laura Bozzo es también parte de su atractivo mediático, pues es materia prima de la prensa rosa, como la de cualquier celebridad. Su noviazgo con el argentino Cristian Zuárez, 24 años menor que ella, comenzó por un arreglo de marketing que a la postre él confesaría, pues necesitaba de la popularidad de la peruana para impulsar su carrera como cantante. Ahora, es el productor de Laura, que se transmite de lunes a viernes a las 15:00 horas por el Canal 2 de Televisa, en México.

Laura también fue víctima del rumor de que una hija de ella supuestamente murió por complicaciones al vivir con VIH, algo que ella posteriormente corrigió diciendo que en 2003, una pequeña que vivió temporalmente con ella murió al ser portadora del virus, pero que no era su hija.

Entre los escándalos también está la participación en una sesión fotográfica semidesnuda de una de sus dos hijas, Alejandra de la Fuente, en una revista para hombres, lo que supuestamente acarreó críticas del conductor mexicano de la cadena Telehit, Alex Kaffie, y a lo que Laura respondió con insultos hacia su persona y después hacia los hombres homosexuales en general.

Como en su programa, Laura siempre busca víctimas y culpables para los problemas de su vida personal. Ella siempre se sienta en el banquillo de las víctimas, y a diferencia de los participantes que asisten al talk show, se defiende aguerridamente cuando se considera atacada.

Aunque la polémica por su visita a Guerrero creció notablemente, en realidad la alternancia de su show entre la televisión prefabricada y los enfrentamientos veraces es moneda común. Pero cuando a ella le toque hablar, siempre encontrará justificación.
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