Los genios de la edición

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Su trabajo salta a la vista pero y casi nunca se les gratifica con un insignificante crédito, no obstante de que recrean la pupila, nos dotan de alas con sus imágenes y, aquí en corto, nos hacen soñar.
Regularmente nadie sabe quién está detrás de la computadora por cuyo teclado se deslizan con maestría los dedos de estos ocupados profesionales que maniobran con la paciencia de un terapeuta y con la habilidad de un cirujano.
Porque he estado cerca de esos hombres y mujeres, puedo decir que su labor es muy valiosa y poco reconocida, porque se disuelve, se pierde de vista y se archiva por si se necesita, mientras que ellos siempre están listos para la siguiente jornada.
No son, ellos, unos improvisados, por eso se lucen y en cada dedazo dejan el corazón, porque aquí la calidad y, el tamaño, si importa.
Hablo de quienes con destreza editan las imágenes que todos vemos, que todos digerimos y que, a veces también criticamos.
Un ejemplo de ese trabajo tan discreto y tan anónimo son las imágenes que ellos nos regalaron que ilustraron durante 90 minutos el tercer informe del Gobernador, Egidio Torre Cantú, pero también otras, como los promocionales del Festival Internacional Tamaulipas, que sin este arte poco se tendría que presumir.
Y es que el gobierno del estado le apostó al cien a eso, a ese trabajo que ellos realizan y que le dio forma a un informe que se decoró con imágenes perfectas lo que paso a paso ejecutó esta administración en su tercer año que aun ruedan por allí y que se resisten a morir.
Porque en serio que le inyectó riqueza a la labor que desarrolló cada área del gobierno de Tamaulipas y, para ser sincero, lo que más concentro mi atención tiene que ver con las actividades en los espacios culturales y los aspectos con los que se resaltaron los rincones más bellos de esta entidad que nada le pide a otras con las que se toma de la mano como si fueran noviecillos.
Impresionan, el color, la calidad y la luz que observé a través de los monitores que dieron cuenta de ese tercer informe gubernamental y los “flashazos” que invitaron a admirar lo que es Tamaulipas y lo que tiene que regalar aun para beneplácito de quienes todavía no nos visitan.
Recuerdo y, bien, que en una ocasión en la cadena televisiva IMEVISION participé en una sesión de edición de un comercial en el que se tenían que acomodar una sobre otra veinte monedas de a peso y la impaciencia me dominó, porque se trata de un trabajo titánico que es solo para aquellos que pasan sus “horas nalga” frente a una computadora con la que alimentan su creatividad.
Y es que se debe saber que para editar diez minutos de una cinta ellos gastan hasta cinco horas de su vida, por lo que a este trabajo no se le puede calificar más que como de respetable.
Claro, sin la valiosa aportación de los camarógrafos ellos no serían nada, por eso honor a quién honor merece.
Vaya pues el reconocimiento para estos genios anónimos que nada los desanima y que, así, callados, nos sacuden con cada imagen, con cada pedazo que editan con sus hábiles y creativas manos.
Y aun así, sin un nombre en la mente para regalarle un crédito.
Es de justos que el mundo sepa, que existen.

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