Ya se veía venir.
Su juventud no es pretexto para que recurra a las extravagancias, pero como buena panista que es, ahora sale con un nuevo disparate que no ha sido bien asimilado por la población matamorense.
Que les quede claro que se siente la “chica superpoderosa” y allá en esa frontera tamaulipeca todos bailan al son que ella toca, porque por eso es la primera autoridad.
No le basta con acaparar la atención cuando es custodiada por docenas de soldados en vehículos del ayuntamiento dentro y fuera de Matamoros, puesto que ahora está nuevamente en los reflectores y al parecer eso alimenta más su ego.
En sentirse protegida, algo le aprendió a su compañera panista Cecilia Romero Castillo cuando la frecuentó en el Distrito Federal, esa mujer alta y dientona que figura como Secretaria General del PAN nacional, cuyo paso por migración hizo que Tamaulipas, sobre todo San Fernando, se convirtiera en la comidilla del año.
Y es que Cecilia tiene familiares en la Colonia Industrial de la capital mexicana, un lugar pacífico, bello, que huele aun a provincia, que se vio sacudido por años por la presencia de docenas de escoltas y el vuelo bajo de helicópteros que cuidaron bien a la señora durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa.
Fue algo que los habitantes de ese lugar nunca asimilaron, en cambio para la dama salir de su casa sin escoltas y en medio de un sorprendente operativo era como poner un pie en la calle casi desnuda.
“Exagerada”, la tachaban algunos vecinos. “Precavida”, la calificaban otros, lo cierto es que la presencia de Doña Cecilia nunca paso desapercibida.
Ella y la alcaldesa de Matamoros, Leticia Salazar, son muy amigas, por ello insisto en que a la munícipe panista le agradó dejarse contaminar con esas excentricidades que denotan poder, supremacía, pujanza, señorío.
Y que si me remito a Lety, ahora los matamorenses van del amor al odio por la serie de nuevos impuestos que va a aplicar y que por extraños, por raros, huelen a capricho.
Y cómo no, si eso de cobrar impuestos por la celebración de fiestas en domicilios particulares, por el número de floreros que se coloquen en las tumbas y por las mascotas que enfermen y mueran, se antoja que es una reverenda locura.
Con esto ella provoca que se evoque a la época de los Aztecas cuando el rey Azcapotzalco, además de los tributos que exigía y que hoy se conocen como impuestos, les pidió a los indígenas que le llevaran una garza y un pato echado sobre sus huevos, de tal manera que al recibirlos estuvieran picando el cascarón. Vaya ingenio.
O como en la colonia, cuando en un municipio de Veracruz se cobraron arbitrarios impuestos para construir un enorme muro al que se le denominó “Impuesto de Muralla”.
Cuando yo creía que con la salida de Fox y de Calderón los efectos de la bipolaridad entre los panistas había disminuido en su intensidad.
Hoy Lety sale con su domingo siete.
Ni hablar, allá ellos.
Los que votaron.
La ingeniosa de Lety
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