El nuevo capitán de la UAT

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Nueva cara, buenas promesas y muchos compromisos.
Nueva cara, la de Enrique Etienne Pérez del Río.
Buenas promesas, como la de administrar a la Universidad Autónoma de Tamaulipas sin aislamientos ni distingos.
Muchos compromisos, como el de guiar a los universitarios por el camino del progreso para que se sientan orgullosos de su morada.
Es en resumen el evento en el que Enrique relevó a José María Leal Gutiérrez, quién partió con el rostro en alto y por la puerta de enfrente, abrigado por el calor de cientos de universitarios y docenas de sus amigos, los funcionarios estatales y federales, con quienes compartió la pena y la gloria durante largos ocho años.
Fue una ceremonia bien organizada, solemne pero, también, divertida, en la que los protagonistas se despojaron un poco de la máscara para sonreír y para que dejaran que asomaran, además, sus emociones.
Y es que fue José María quién empezó con la broma, porque al hacer uso de la palabra le dijo a Enrique frente al micrófono: “Gracias por estar aquí. Sabía que no te lo ibas a perder”.
Se le ve, a “Chena”, con energía, pleno, agradecido con la vida y muy satisfecho por haber cumplido con la encomienda.
Y, sobre todo, por haber cosechado muchos amigos en el camino recorrido, entre ellos el tenor tampiqueño, Víctor Jesús Hernández Galván, quien con cuatro melodías que interpretó le regalo luz, color y sabor a la ceremonia con la que se despidió, emocionado, el buen “Chema”.
Y es que el tenor, el orgullo de la Máxima Casa de Estudios de Tamaulipas, dirigió una palabras en las comparó a la UAT con un buque en el que José María fue el capitán.
“Es así como la UAT abraza y despide a sus hijos, a sus capitanes”, le dijo el solista, para luego interpretar las tradicionales Golondrinas.
Fue en ese momento cuando, de inmediato, el gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, sentado al lado de “Chema”, extrajo de su bolsillo un pañuelo blanco y en broma se lo ofreció al ex rector, quién enrojeció y celebró la ocurrencia junto con el público que saturó el Teatro Juárez de la capital tamaulipeca.
Pero primero el tenor interpretó “A mi manera”, una melodía francesa que adaptó al inglés Frank Sinatra, y que desglosa la historia de un hombre que mira satisfecho el acontecer de su vida, el curso que tomo y lo que logro de ella. Un hombre con una personalidad fuerte, confiada y determinante.
Pero Enrique también aportó a la causa y con humildad rindió un tributo a los rectores que han pasado por la UAT, de quienes dijo que gracias a ellos hereda una universidad que es una fuente inagotable de crecimiento y orgullo.
Frente al micrófono observó al público y señaló: “Que bonito se ve la UAT cuando hay sentimiento y alma”.
El, se comprometió a que en marzo dará a conocer los ocho ejes rectores de su mandato y que su administración será privilegiada por la gratitud y los valores que le inculcó su familia.
La UAT tiene ya, pues, un nuevo guía, una nueva cabeza.
Un nuevo capitán que está lista, para el reto.

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