Frío y crisis afectan ventas en iglesia de Guadalupe

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Nuevo Laredo, Tamaulipas.-Unas horas antes de que en la iglesia de Guadalupe de esta frontera se festejara un aniversario más de la aparición de la virgen en el Cerro del Tepeyac, en la ciudad de México, el frío y la crisis económica se combinaron, y juntos afectaron las ventas de decenas de comerciantes que desde el uno de diciembre se instalaron en las calles adyacentes.

La mañana estaba fría, lo que desalentó a los visitantes para acudir al templo ubicado en el corazón de la colonia Hidalgo, y de paso, desplomar las ventas de comerciantes de todo tipo que confiados, esperan aún que este dice de diciembre las ventas mejoren al arribar las últimas peregrinaciones y los matachines que los acompañan.

Urbano Salinas tiene 20 años acudiendo al templo para ofrecer sus deliciosos panes que allí mismo elabora, a la vista de todos, pero la falta de clientes lo desalentó.

“Las ventas están muy lentas y casi no he vendido”, dijo con desaliento, pese a que lo atractivo de sus panes, como las empanadas de piña, las de piña con nuez, o los panqués y las pizzas, cuyos precios van de los 10 a los 25 pesos, se antojan con el frío matinal, pero nadie se acercó porque no había gente en las calles ni dentro del templo.

Para Angélica, una vendedora de imágenes de la virgen que apenas ayer se colocó afuera de la iglesia, las ventas se esperan para este jueves, que es cuando desde la madrugada acuden los fieles y los devotos, a pedirle milagros a la virgen, y para ello ofrece las imágenes pata que el sacerdote las bendiga.

Pero si para estos vendedores la crisis y el frío les afectó las ventas, para Irma Cruz, una vendedora de antojitos que desde hace 20 años acude de manera religiosa para ofrecer sus productos a los feligreses, han sido días de muchas ventas.

Tal vez porque lo que ofrece es variado y de mucho antojo, tanto por el buen sabor como por lo caliente del producto.

“Desde hace veinte años que vendo mis gorditas, las ricas enchuladas, los tamales de pollo y puerco, y el clásico champurrado. Y gracias a Dios que la gente viene a consumirlos, dijo con orgullo la mujer.

Pero si este contraste de vivió ayer en la afueras del templo, adentro era desolación, ya que pocas personas se atrevieron a desafiar el frío, y no salieron de sus casas, aunque pudo ser que estaban esperando la noche para acudir con fe religiosa, a la veneración de la virgen, a la media noche, para escuchar las mañanitas y ser bendecidos por la morena del Tepeyac.

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