De la Ciudad de México a Boston, en Estados Unidos, existen cuatro mil 602 kilómetros. Ésta es la distancia que separa al estudiante mexicano Marco Álvarez Heinemeyer, de su familia, parteaguas en su profesión, y que, asegura, lo han inspirado a desarrollar un par de aplicaciones que pueden cambiar la vida de millones de personas en el mundo, gracias a la tecnología de los Google Glass.
Álvarez, un joven de 18 años que estudia la preparatoria en la ciudad de Exeter, en la misma que Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, ganó varios premios de ciencia, matemáticas y comandó el equipo de esgrima, cuenta a Excélsior que su tío ha sido la principal inspiración para crear dos desarrollos tecnológicos que ayudan a los sordomudos a poder leer en la pantalla de los lentes inteligentes, y a los ciegos a entender con palabras, vía un audífono, lo que tienen alrededor, utilizando la cámara del mismo gadget.
Su tío nació con discapacidad mental y, aunque sus desarrollos tecnológicos no son para ese tipo de padecimiento, asegura que sabe de primera mano lo difícil que es para una familia tener a una persona que no puede valerse al ciento por ciento por ella misma, y de ahí la necesidad de crear aplicaciones que apoyen a otros pacientes a tener una vida más digna.
Marco, como prefiere que le llamen, cursa el último año de la preparatoria y se encuentra listo para entrar a la universidad, de la cual prefiere guardarse el nombre por cuestiones de concurso de selección, desde donde espera terminar de desarrollar sus dos aplicaciones que ya están en proceso de patente, que lo convertirían, además, en el primer mexicano en llevar tecnología a los lentes inteligentes de Google.
“Como desarrollador, obtuve unos Google Glass para trabajar en crear aplicaciones. Desde los seis años he tomado cursos de ciencias de la computación, lenguajes, en pocas palabras programación. La idea surgió ya hace tiempo, en lo que denominó un Eureka Moment, y vi en los Google Glass la infraestructura ideal para llevar a cabo este proceso de crear las dos aplicaciones a las cuales de momento denomino Sound Read (lectura del sonido) y Visual Identification (identificación visual), pero no hay un nombre definido aún”, explica vía telefónica desde su hogar en Exeter.
De momento, ambas aplicaciones ya están en fase Alfa, es decir, en prueba interna en su laboratorio de trabajo, funcionando bien, y espera lanzar la beta antes de que termine el primer semestre del año, para que comience a probarse por parte de usuarios seleccionados, y lanzarse a más tardar en 2015.
Protección
La solicitud de patente para proteger sus invenciones está en proceso. Marco asegura que su despacho de abogados, Olivares y Compañía, ha llevado a la Oficina de Patentes de Estados Unidos el documento, con el que busca evitar que otros desarrolladores, o incluso compañías más grandes, vayan a tratar de copiar su idea y lanzarla antes de que termine su fase beta.
“Desde la primera semana de enero de este año comencé el proceso, pero es tardado. Tienen que investigar que no haya algo semejante, que sea un proceso novedoso, que no sea una ocurrencia. Necesito proteger el desarrollo, pues hay gente puede copiar las aplicaciones”, explica el joven mexicano.
Aunque asegura que no ha necesitado de algún profesor o científico que le ayude en el proceso de creación de sus aplicaciones para los Google Glass, en su equipo de trabajo hay dos amigos indios y un estadunidense, que le ayudan en el desarrollo.
“Sin embargo, las aplicaciones son de mi creación, por lo que al entrar a la universidad ya veré si sigo trabajando con ellos remotamente, o de plano consigo a nuevo personal”, explica al responder una broma de que no le vaya a pasar como a Mark Zuckerberg después de que Facebook se hiciera tan famoso y todos sus amigos se colgaron del éxito.
Respecto al precio para poder acceder a unas Google Glass, a las cuales no todas las personas con una discapacidad tienen acceso, Marco asegura estar consciente de ello, pero es optimista al respecto.
“Sé que el valor inicial de los lentes inteligentes puede ser de entre 15 y 20 mil pesos, pero hay estimaciones de que en cinco años podrían bajar fuerte su precio. Además las aplicaciones se están desarrollando para que sean utilizadas con otros artefactos similares que usen Android, y la competencia podría abaratar el costo, para que sean accesibles a la mayoría”, explica, mientras asegura que según proyecciones de la compañía Goldman Sachs le darán la razón para 2020.
Fuente:
excelsior.com.mx