Es oficial: la playera amarilla ha bajado sus bonos y ha dejado de pesar en una liga que no hace mucho dominaba. Es como si el América sufriera de una amnesia deportiva y se ha olvidado de jugar al fútbol para obtener resultados, mantener feliz a su afición y brindarle tranquilidad al técnico en turno.
Antonio Mohamed no le haya la forma para hacer que las Águilas sean más que una jugada individual que salve la tarde y el intento de hacer funcionar a este equipo se pierde detrás del recuerdo de las temporadas anteriores. Ayer empataron sin goles frente a Veracruz y este resultado, con la combinación de otros, podría dejarlos fuera de la zona de clasificación por primera vez en el clausura 2014.
Lo sucedido la tarde de ayer en el Azteca fue una caída libre de este equipo americanista ante unos Tiburones Rojos que bien ordenados atrás y en el mediocampo, lograron cerrar los espacios sobre el terreno de juego y redujeron los intentos locales a la esperanza de una individual que nunca llegó.
Muchos pensaron que las circunstancias que la mayoría de las veces juegan en contra de un equipo del puerto mermarían las condiciones de los dirigidos por José Luis Sánchez Solá, pero no fue así. Todos corrieron y lucharon hasta el último suspiro. Claro que tuvieron una gran recompensa con este punto que los pone más cerca de la permanencia en el Máximo Circuito.
Leiton Jiménez fue un muro defensivo imposible de superar para la ofensiva americanista, a la que se le acabaron las ideas muy pronto y no fue refrescada ni con la entrada de Luis Mendoza, Osvaldo Martínez y Luis Gabriel Rey. Lo de Rubens Sambueza ya no fue suficiente y cuando el meta visitante, Édgar Hernández, respondió sin problemas para mantener su portería sin goles en contra.
Bien metido en su juego, el Veracruz llevó a los de Mohamed al punto de la desesperación producto de una frustración que se ha alimentado conforme el pasar de las semanas y lo poco productivo que resulta su fútbol. Ya no siquiera el balón parado es suficiente como para salvar el resultado y las cosas simplemente no se le dan al Turco.
El Veracruz, que tampoco es un trabuco, supo mantenerse ordenado hasta el final del partido. Apretó cuando tuvo que hacerlo y alargo la cancha cuando vio la oportunidad para dejar a su línea defensiva respirar un poco. El supuesto dominio americanista nunca obtuvo resultado y así pasaron los minutos en un partido que sólo se mantenía por la esperanza de la afición azulcrema, que extraña viejos tiempos.
No es que Mohamed no trabaje durante la semana, pero no ha sido suficiente lo hecho. Eso, ha dicho, además e poco tiempo de pretemporada, se han convertido en las explicaciones de un técnico que sabía bien a donde llegaba y las circunstancias en las que lo hacía. Esos mismos pretextos y un par de declaraciones más, se han puesto en contra del Turco y el proyecto que por ahora se mantiene con hilos.
Si hoy finalizara el torneo, el América no tendría posibilidades de campeonato por más que el discurso de su estratega quiera vender otra cosa. El Veracruz estaría salvado y habría muchos otros equipos más protagonistas para las finales. Estas Águilas se han olvidado de como jugar un buen fútbol y han caído en un retroceso que no tiene contenta a su afición que ha comenzado a manifestar su desacuerdo con muchas situaciones.
POR A. G. GONZÁLEZ
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