Obesos desde pequeños

Llama poderosamente la atención la noticia proveniente del Hospital Infantil de Tamaulipas, en voz de su director Carlos Guillermo Morris Garza, y que habla de la atención especial que se proporciona a niños con problemas de obesidad y sobrepeso.
Y llama la atención porque, aunque no lo comenta el doctor Morris, se sabe que la consulta en ese sentido ha aumentado considerablemente, lo que nos lleva a pensar que algo estamos haciendo mal.
Y no hablamos del Infantil, sino de nosotros en casa: no podemos pensar en una atención integral a nuestros hijos cuando dejamos que posean enormes y redondas barrigas, papadas y todo lo que implica la presencia física que tiene una enorme repercusión social, dado que somos muy especiales los seres humanos.
El famoso “bullyng” se ha presentado en diversos tiempos con otros nombres: antes, criticábamos y hacíamos bromas de los gordos, de los chicos con problemas de peso en exceso y que significaban una buena oportunidad para reír.
Nada hay más injusto que propiciar que un chico no quiera ir a deportes o no se quiera quitar la sudadera por temor a ser criticado.
Morris Garza habla del trabajo que hacen en el Hospital Infantil, y en ese sentido, se cuenta con médicos calificados para ofrecer una buena atención.
Sn embargo, mientras sigamos alentando el consumo de productos que nada tienen que ver con la nutrición, poco podrán hacer las autoridades sanitarias: no podemos dejarlos que resuelvan un problema que nace en casa, se consolida en casa y aumenta en la propia casa de cada uno de nosotros.
Algo tenemos que hacer, y se torna muy importante tomar cartas en el asunto. La obesidad mata lentamente, pero no falla: a través de diversas enfermedades nos acaba, nos mina, nos lleva a tener problemas de muchos tipos, siendo el físico el más importante, pero no podemos dejar a un lado los aspectos psicológicos que conlleva el vivir “gordos”, siendo marco de bromas y de señalamientos.
Siempre hemos pensado que cuando tenemos hijos con obesidad manifiesta y no ponemos atención, reflejamos la poca importancia que damos a su existencia y hay quien piensa que de esa manera no se demuestra el amor.
El amor a los hijos se muestra con acciones: corrigiendo sus errores, tratando de que sean mejores en todo sentido, pero sobre todo, dando lo mejor que podemos entregarles: salud y buenos hábitos.
No somos ajenos a las botanas en ciertos momentos; tampoco a una caja de palomitas en el cine: lo grave es que lo hagamos en forma periódica y sistemática, y que no cuidemos el ejercicio y hábitos básicos para el cuidado de la salud.
Morris Garza sabe que se necesita una atención integral, lo pone de manifiesto y hacen su esfuerzo, desde el sillón de la dirección, desde las oficinas de la Secretaría de Salud en el estado, desde cada consultorio donde son atendidos estos chicos que presentan problemas de peso y que es muy probable que tengan complicaciones cuando crezcan más: hipertensión, diabetes, problemas del corazón y más se vislumbran en el futuro de cada uno de ellos.
Son nuestros hijos los que padecerán y no las autoridades, aunque el coste significa disminución de recursos para otros programas básicos, pero principalmente, serán los chicos los del problema.
No nos debemos quedar cruzados de brazos: es tiempo de actuar, de hacer la tarea en cuanto a cuidado y formación de nuestros hijos.
Es tiempo de enseñarles a comer y a familiarizarse con la actividad física, con los hábitos adecuados y la forma y estilo de vida saludable que tienen que mantener durante toda su vida.
Somos los padres los principales protagonistas de la formación de los hijos y no la autoridad. No dejemos a otros la responsabilidad nuestra, por favor, que los costes son demasiado elevados… y los hijos los pagarán.
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