La visita de La Bestia

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Un asteroide de unos 352 metros de largo que hasta hace poco había pasado inadvertido mantiene expectantes a los aficionados a la astronomía porque este fin de semana se aproximará a un millón de kilómetros de la Tierra, unas tres veces la distancia del planeta a la Luna, una situación que descarta por completo el riesgo de colisión pero que no es habitual para cuerpos de este tamaño. El asteroide, técnicamente llamado 2014 HQ124, ha sido bautizado como La Bestia, aunque el nombre es un tanto «exagerado» y «su principal característica es que no hubiera sido descubierto todavía», considera Ramon Naves, astrónomo de la asociación Aster de Barcelona. El pasado marzo, otro asteroide pasó mucho más cerca, a 340.000 kilómetros, aunque su diámetro era de unos 40 metros.

El momento de máxima aproximación del 2014 HQ124 está previsto para la mañana del domingo, a las 7.56, hora española.

La Bestia fue descubierta el pasado 23 de abril gracias al WISE (siglas en inglés de Explorador Infrarrojo de Campo Amplio), un telescopio espacial de la NASA que escruta de forma automática el firmamento. Desde entonces, ha sido seguido con el objetivo de precisar su trayectoria y alguna características física, pero la verdad es que se sabe poco de él más allá del tamaño, los citados 352 metros de diámetro, y de su velocidad de desplazamiento, unos 14 kilómetros por segundo, según las estimaciones del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA.

Durante los últimos días, el asteroide ha tenido un magnitud de 17 -imposible de detectar salvo para grandes telescopios- en su tránsito por la constelación del Reloj. «Es imposible de observar con un pequeño telescopio, y menos a simple vista», sentencia Naves. Debería tener más tamaño o bien pasar más cerca. El asteroide Apophis, que ha alimentado todo tipo de relatos catastrofistas, mide también unos 300 metros, pero en el 2029 pasará a solo 40.000 kilómetros, unas 30 veces más cerca. Un objeto de estas dimensiones, prosigue Naves, tendría capacidad para destruir por completo una ciudad como Barcelona o Madrid. «Y si cayera en el Atlántico, el tsunami podría arrasar la costa este de EEUU», añade. El llamado Evento de Tunguska, una destrucción acaecida en un paraje remoto de Siberia en 1908, ha sido atribuido a un asteroide de unos 80 metros de diámetro que se desintegró justo antes de tocar tierra.

Igual de ilustrativo, Bob Berman, un astrónomo que ha seguido al asteroide desde su observatorio en Woodstock (Nueva York), declaró al portal especializado Space.com: «HQ124 es al menos 10 veces mayor, y posiblemente 20 veces, que el asteroide que hirió a un millar de personas en febrero del año pasado en Cheliabinsk, Siberia». «Si llegara a impactar -prosigue-, la energía liberada no se mediría en kilotones como las bombas atómicas que pusieron fin a la segunda guerra mundial, sino en megatones, como las bombas de hidrógeno».

Lo que queda por descubrir

La NASA estima que más del 90% de los objetos cercanos a la Tierra (NEO) de tamaño superior a un kilómetro, suficiente como para causar en la Tierra un impacto destructor, ya han sido descubiertos. Los asteroides más pequeños son más difíciles de localizar: se cree que puede haber 15.000 cuerpos de más de 140 metros, de los que solo el 30% han sido catalogados. Finalmente, los astrónomos estiman que hay más de un millón de NEO con un diámetro superior a los 30 metros, de los que se conocen un 1%.

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