Ser padre por amor… o por derecho

Una excelente medida, sin duda alguna, la que tomarán las autoridades educativas hacia los padres de familia, con el objetivo principal de que se disminuya la incidencia de hechos delictivos llamados “bullying” y que, pomposamente son un buen pretexto para permitir el abuso de menores, de niños y jóvenes más débiles en algún sentido, y que son objeto de vejaciones y violaciones por abusivos que han sido mal educados en casa.
Hablábamos hace unos días de la importancia que tiene el tomar medidas a tiempo si uno enseña a sus hijos a tomar sin medida estará fomentando la proliferación de borrachos, criminales sociales y demás; si propiciamos que sean golpeadores, puede ser que un día nos lo lleven en un ataúd producto de una severa golpiza, y así, según lo que les hayamos enseñado es en lo que se convertirán ellos.
El doctor Diódoro Guerra Rodríguez, secretario de educación en Tamaulipas ha manifestado que los padres de familia estarán obligados a presentarse a las escuelas de sus hijos, y que de no hacerlo se les sancionará.
Es trite asistir a las juntas de la secundaria o la preparatoria, de la primaria o el jardín de niños y ver que la asistencia a éstas no sobrepasa el 30 por ciento o 40 en excepcionales ocasiones, de la asistencia de los padres. Nos quejamos, reclamamos cuando nuestros hijos son abusados pero… ¿Y donde estamos cuando hay problemas o cuando se dictan medidas para prevenirlos?
Como que no es muy pareja la cosa, ¿no cree usted?
Estamos ciertos que se debe acabar con los maestros abusadores, “cuadrados” que no tienen un ápice de criterio y son intransigentes pretendiendo ser legales. Rayan en la exagerada aplicación de normas poco actualizadas. Hay que echarlos a otra parte donde ya no hagan daño, pero… ¿y los padres? ¿dónde quedamos los padres?
Somos buenos para reclamar, para exigir, para pensar que la liga de padres se está robando el dinero, para condenar a quienes piden uniformes, y cuando la liga de padres nos pide cooperación presencial, inmediatamente dejamos los rayones, nos excusamos y no asistimos ni apoyamos ni cooperamos ni nada.
Pero exigimos que nuestros hijos sean bien tratados. Aquí la pregunta sería si realmente estamos ciertos que ellos –nuestros hijos- están conduciéndose adecuadamente y no son protagonistas de conductas agresivas hacia otros.
El doctor Guerra ha dicho que se exhortará –obligará- a los padres a estar endientes de sus hijos, cumplir con su responsabilidad de padre, pues, y nos parece lo más justo, lo más adecuado. De no hacerlo, se les sancionará.
Bienvenidos los foros en los que se busca la participación de la sociedad involucrada en el asunto, para que busquemos medidas adecuadas.
En este sentido, nos gustaría que en el Congreso del Estado se instrumenten adecuaciones a la ley para que los padres cumplamos como tales, y en caso contrario, que haya sanciones. Ser padre no es traerlos al mundo, darles todo y consentirlos, solapando sus acciones impropias. Es mucho más que eso.
Y seguramente, en el Congreso tamaulipeco estarán pensando en la forma de hacer algo al respecto. El diputado Ramiro Ramos Salinas tiene frente a sí la gran responsabilidad de estructurar una ley trascendente que se cumpla y permita que nuestros hijos tengan acceso a una paternidad responsable en su totalidad.
Es el momento en que la comisión de Educción puede trascender en una acción totalmente necesaria; hoy en día, debemos estar más al pendiente de ellos, los hijos.
Y no harán falta leyes si los amamos, porque quien ama a sus hijos está pendiente de ellos. No comprando automóviles o dándoles dinero para que se diviertan de cualquier forma. Hay que estar pendientes de sus acciones, de su forma de conducirse en sociedad, con los suyos, sus iguales.
Dejemos de consentir actitudes violentas y hagamos de ellos, de nuestro máximo tesoro, hombres y mujeres de bien, que mucha falta hacen a Tamaulipas y al mundo entero.
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