Asaltantes con licencia.

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Mucho se ha escrito en contra de él y poco a favor, pero el robusto servidor público hace como que la virgen le habla.
Risueño y juguetón, él cree que esas dos cualidades le bastan y le sobran para seducir y que todo aquello que hace mal y que a otros no les cuadra seguirá en secreto, que no escape de las frías paredes del edificio en que habita por unas horas al día.
Pero se equivoco porque sus empleados ya se cansaron y ahora se arriesgan a jugársela para tratar de frenar las anomalías que los están perjudicando y, que son muchas.
Cuando fungió como diputado del Verde Ecologista en el Congreso de Tamaulipas se convirtió en “un adorado” –como dice Maxine Woodside- de la prensa y, cómo no, si con sus ocurrencias los comunicadores se divertían y le gastaban bromas que el capitalizaba por un leve espacio en los medios.
Pero ahora, como delegado de le Semarnat de Tamaulipas, sus empleados lo ubican como un verdadero verdugo tras de que sufrió una verdadera metamorfosis que aún sigue sorprendiendo a propios y a extraños.
Lo que más irrita a ellos, a sus trabajadores, es que hoy se muestra soberbio y altanero, pero además porque protege al ya “famoso grupo de los siete” que, por cierto, de finanzas lo único que saben es embolsarse los billetes protegidos por su jefe.
Y es que Jesús González Macias desde que tomo las riendas de esa dependencia federal ha intentado meter a la nómina a esos siete, entre los que figuran algunos personajes que le hacían reverencias y que le celebraban sus ocurrencias de escolapio desde que estaba en el Congreso.
Se dice que él, el delegado, inventa viajes fantasmas de trabajo a los rincones de Tamaulipas para que esos siete cobren viáticos y que de esa manera puede mantener completo su “staff” de aduladores, lo que ya provocó molestia entre los trabajadores que si desarrollan una labor y que no tienen acceso a más recursos que su sueldo.
Para esto, según aquellos que se atrevieron a alzar la voz, ál amenaza a los directores de área y los obliga a inventar esos viajes, lo que está a punto de generar una rebelión en cadena, que seguramente sacudiría a la dependencia.
Comentan, sin embargo, que él ni se inmuta, a pesar de que muchos inconformes van a solicitar la intervención de la FSTSE para que frene los excesos en que incurre el gordo y simpaticón.
El primer síntoma de rebelión que se ha registrado, es que los trabajadores de la Semarnat se negaron a participar en un programa de limpieza del Río San Marcos, si, ese que parte por la mitad a Ciudad Victoria, porque se excluyó de esas labores al grupo de los siete “asaltantes” con licencia que se llenan los bolsillos de billetes, gracias a los viáticos.
Y cómo no, si González Macias no permite que a sus camaradas les pegue el sol y, además, ellos no están acostumbrados a las jornadas pesadas que puedan estropear sus delicadas manitas.
Eso y, mucho más, se dice del comportamiento de tan connotado delegado federal de esa dependencia, la cual cuando hace ruido, es solo a base de escándalos y no, de trabajo.
Imposible, es, que el delegado pueda correr a algunos trabajadores para que los siete ocupen su lugar porque son de base, pero él se las ingenia para que no se preocupen, porque viáticos hay suficiente y la voluntad para protegerlos, es ilimitada.
No te acabes, Semarnat.

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