La previsión del testamento

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Toda persona debe cuidar su patrimonio logrado con afán a lo largo de su vida y hacerlo es velar porque éste además recaiga en las mejores manos, muchas veces las de la propia progenie o bien de otros familiares directos.
De lo que se trata es evitar que esa pequeña o gran fortuna quede sin herederos o bien pase a manos de gente indeseable y que, tarde o temprano, sea dilapidada.
Por alguna razón, no sé si es parte de la idiosincrasia del mexicano, conforme pasa la vida muchas cosas van quedando pendientes en el renglón del ahorro, previsión de la vejez y por supuesto de la muerte.
En el cuento de “La Cigarra y la Hormiga”, se describe la diferencia entre una actitud previsora y otra totalmente caracterizada por la dejadez.
Cuando llega el invierno, las consecuencias suelen ser totalmente contrarias para quien tomó todas las precauciones respecto de quien holgazaneó o creyó que cualquier esfuerzo sería inútil.
De manera muy similar acontece en el invierno de la vida del ser humano, muy pocos son los precavidos, digamos los responsables de preparar serena y anticipadamente todo lo necesario para la partida definitiva.
Por supuesto, hablamos de un tema que a muchos disgusta, pero que pocos abordan con sensatez: la muerte corpórea es un enfrentamiento al que anticiparse estipulando de manera clara y ordenada el reparto de bienes a fin de evitar a los familiares que se quedan toda una serie de trámites engorrosos, costosos y largos para poder disponer del mucho o poco patrimonio de la persona fallecida.
Siempre lo he dicho y defendido: testar es una cuestión de responsabilidad, -no implica morirse enseguida-, en cambio sí es un gesto revelador de que la persona que acumuló mucho o poco patrimonio valora a tal grado su esfuerzo que jamás permitiría que el Estado o un banco fuesen los dueños tanto de sus propiedades como del dinero.
Ojalá que en México todas las personas mayores de 18 años tuvieran la visión de realizar su testamento. No es una cuestión de ser ricos, sino de ser responsables; se trata de un acto generoso, de absoluto desprendimiento.
Para realizar un testamento, que hay de varios tipos, en algunos no es imprescindible señalar bien por bien, simplemente puede acotarse el deseo expreso de heredar a la persona o personas indicadas; y con determinados porcentajes de repartición, para con eso ganar la tranquilidad de que cuando la presencia física falte, habrá herederos que podrán disponer de los bienes sin problema alguno.
El meollo es que en la actualidad muere más gente intestada que con testamento, al menos ocho de cada diez personas, y eso implica un verdadero drama para los deudos que, muchas veces sin dinero, no tienen posibilidad de pagar por un abogado para llevar un juicio o peor aún encuentran un abogado buitre que lleva el juicio y se queda con el 70% de los bienes señalados en el testamento.

No se crea que es ciencia ficción, todo lo contrario es una dura realidad, simplemente le pregunto a usted amigo lector, ¿ya tiene hecho su testamento? Imagine qué pasaría si el día de mañana usted faltara, qué harían los suyos.

A COLACIÓN

Hace algunos días me escribió una lectora llamada Edith Garduño relatando precisamente los avatares en cuestión: “Mi cuñado falleció y dejó una cuenta bancaria, la cual tiene como beneficiario a mi suegro; es decir al papá de mi cuñado. No obstante, en el banco no les han podido resolver nada ya les llevaron acta de defunción, pero quieren el contrato y no lo tienen. Entonces piden un juicio intestamentario, el punto es que llevamos más de año y medio con esto”.
Por lo anterior es la insistencia de invitar a la gente a realizar su testamento, no importa la edad, ni la cuantía de los bienes acumulados, es un acto de amor, de valorar lo que hicieron en vida; de importarles sus seres queridos y evitarles problemas, porque un juicio intestamentario implica tiempo y dinero. Mucha gente se cansa y lo deja por la paz.
Para realizar un testamento basta con ser mayor de edad, muchas delegaciones en la ciudad de México mantienen programas de apoyo a la realización de testamentos cobrando algo simbólico, también están los notarios que por un testamento simple y sencillo cobran entre mil a 3 mil 500 pesos, entre más complicado sea el testamento más caro será. Pero el documento de herencia vale si tan solo se señala en éste la voluntad expresa de heredar todos los bienes a la o las personas deseadas con sus nombres muy bien anotados tal y cual constan en credencial de elector y acta de nacimiento; en caso de menores de edad, nombrar tutores y albaceas.
Insisto no hay que aguardar a los 70 años de edad para pagar por un testamento. La muerte no conoce distingo alguno, ni hora, ni día, no respeta cánones sociales.

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