Chema: justo reconocimiento

Por lo general, México en todos sus ámbitos vive un fenómeno de falta de reconocimiento a quienes han estado en la cima de la administración, sea académica, política o social; el viejo lema de “muera el rey, viva el rey” es parte de la práctica cotidiana, y se olvida la gente de quien hace algo grande, algo importante, y se da crédito únicamente a quien está en el “hoy” de todos.

Es por ello que vemos que la sociedad en general, en una actitud que no nos gusta, cuando alguien llega al cargo realizan todo tipo de eventos con su nombre: deportivos, políticos, sociales y de cualquier tipo llevan el nombre del gobernante, del rector, del jefe, del secretario. Suponemos que ellos lo hacen porque es su función, y qué bueno que tengan el reconocimiento, pero no se puede dejar de reconocer a quienes forjaron un camino.

En la Universidad Autónoma de Tamaulipas nos ha tocado vivir muchas cosas desde la administración de José Manuel Adame Mier, para luego entender la obra que hizo Humberto Filizola Haces en la rectoría, siguiendo con Jesús Lavín Santos del Prado y finalmente, con José María Leal Gutiérrez: todos ellos son parte de lo que hoy es la UAT que dirige Enrique Etienne Pérez Del Río.

Nos tocó ver la desaparición de los grupos “de reacción” y la creación de una infraestructura que fue envidia de las universidades públicas y privadas, de la que tenemos en el Centro de Excelencia o en el CAUCE, y podríamos mencionar todo lo que hemos visto crecer, pero no alcanzaría el espacio.

La ANUIES –Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior- ha reconocido la labor de José María Leal Gutiérrez y eso nos llena de gusto por el rector, el amigo, el universitario que hizo una importantísima labor para ubicarnos donde nos encontramos hoy en día.

El ámbito académico creció con el gran apoyo de Leal: no hubo un proyecto de investigación que no fuera apoyado por el entonces rector. Pudimos realizar muchas cosas en ese renglón los universitarios, y tener presencia en casi todo el mundo. Eso es justo reconocerlo, pues.

Dice Etienne que es un orgullo para la UAT el que se reconozca la labor de Chema al frente de la UAT. Lo interesante de todo esto es que han pasado ya varios meses desde que Leal ha dejado el Alma Mater tamaulipeca, y aún así, se reconoce su labor, su función como rector y como apoyo para los que conformamos la familia universitaria.

Hay que destacar el hecho de que se haya reconocido a nuestro ex rector a nivel nacional por su colaboración en la mejora de la educación superior del país, según reza el reconocimiento.

Cada rector ha tenido una trayectoria digna de mencionarse, y la de Chema Leal significa un gran avance, insistimos, en el ámbito académico: hubo el apoyo necesario para quienes hemos abrazado la labor de convertirnos en investigadores de una u otra manera. Siempre que se requirió, nos apoyó, con al posterior entrega de productos de investigación –artículos, ponencias, capítulos de libros o libros- que están ahí, en los archivos del mundo de la investigación, y eso, hay que aplaudirlo, porque en cada uno de esos trabajos están muchas, pero muchas horas de trabajo de cada uno de los que decidimos hacerlo, pero también el incondicional apoyo de un rector que se preocupó por mejorar a la UAT en todos sentidos.

Hay que agradecer esa actitud y proponer que éstos – los apoyos- sigan fluyendo para los que queremos avanzar, porque en la medida que cada uno aporta con sus investigaciones opiniones y criterios a los distintos ámbitos del conocimiento, nuestra Universidad se hace más grande y se reconoce la labor de cientos –miles- de académicos, estudiantes, profesores, administrativos y más que hemos decidido hacer carrera dentro de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y dejar constancia de ese arduo trabajo que significa crecer en investigación y otros renglones.

Honor a quien honor merece, y bien ganado. Felicidades, Chema, habemos muchas personas que sabemos agradecer el apoyo recibido.

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