Ciudad Victoria, Tamaulipas.-En los últimos días el tema de la migración infantil indocumentada o irregular, ha sido noticia y objeto de debate, principalmente en México al tratarse de un país por donde transitan, cada año, miles de niños, niñas o adolescentes centroamericanos, no acompañados, que van en busca del mal llamado “sueño americano” que, para muchos de ellos, más bien se vuelve una pesadilla, sustenta el Doctor Oscar Misael Hernández, investigador del Colegio de la Frontera Norte con sede en Matamoros.
Apunta que según proyecciones estadísticas del Instituto Nacional de Migración, a fines de este año habrán cruzado por territorio mexicano alrededor de 16,000 menores de edad, provenientes, principalmente, de Guatemala. El Salvador y Honduras, quienes en la mayoría de los casos no viajan acompañados por familiares, lo que los hace más vulnerables ante los riesgos tanto naturales como sociales en el trayecto.
Sin embargo, no sólo los niños, niñas y adolescentes centroamericanos migran de forma irregular a los Estados Unidos, sino también los propios mexicanos, quienes en la mayoría de los casos no logran cruzar la frontera y son detenidos por la Patrulla Fronteriza: al menos en el primer trimestre del año 2013, 4,751 menores fueron repatriados a lo largo de la frontera norte de México.
No obstante, el tema es objeto de debate no sólo porque al Gobierno de México le interese el mismo en tanto un fenómeno y problema social, sino también porque éste se articula con presiones internacionales, especialmente de Estados Unidos: no en balde, recientemente, Je Johnson, Secretario de Seguridad Nacional, cuestionó que están haciendo nuestras autoridades al respecto, y sobre todo, enfatizó que la seguridad fronteriza es un asunto de los dos países.
Señala que tema también se ha puesto sobre la mesa porque al menos hoy en día, el tema de la protección de los derechos del niño, y más específicamente de la niñez migrante no acompañada, ha salido a relucir; y a pesar de los discursos y esfuerzos de algunas instituciones gubernamentales mexicanas, empezando con los consulados mexicanos en Estados Unidos y siguiendo con el Instituto Nacional de Migración, poco se ha avanzado sobre el asunto y no se cuenta –o no hay interés- en hacer diagnósticos o balances sobre la materia.
La niñez olvidada, en este sentido, son los menores migrantes indocumentados, ya sea de Centroamérica o de México, que van a los Estados Unidos esperando mejores condiciones de vida, ya sea que huyan de la violencia o de la crisis, que en ambos casos es lo mismo, no obstante, fue “olvidada” por las autoridades, de aquí y de allá, porque ellos y ellas desde hace varios años, o décadas, han vivido la experiencia de migrar de forma irregular a pesar de su vulnerabilidad.