Reynosa, Tamaulipas.-Formado bajo la guía de los viejos mentores del PRI. Miguel Angel Osorio Chong ha sido un fiel intérprete de la política recalcitrante, esa que se aplica con mano firme y sin ápice de titubeo frente a los adversarios y que gobierna con mano de verdugo como en aquellos días del esplendor oscurantismo priísta.
Así lo demostró cuando fue gobernador en el estado de Hidalgo, en donde sin miramiento alguno Osorio fue destruyendo a sus enemigos y ejerciendo el poder en forma absoluta y sin concesiones de ninguna clase, desdeñando las críticas de sus opositores y logrando sus objetivos.
Por eso cuando, Enrique Peña Nieto lo asignó como estratega de su campaña, para nadie fue un secreto que detrás del nombramiento y la confianza anticipada que el gobierno del actual mandatario depositaba en el, se traduciría en una copia de su ejercicio de poder.
Sus críticos y detractores le reprochan su radicalismo, intolerancia y severidad a la hora de cumplir las órdenes de su jefe, pero algo que es innegable en el titular de la SEGOB es que a un año y medio de gobierno de Peña Nieto ha sabido cumplir con la encomienda de cancerbero del poder, aunque en ocasiones no haya salido bien librado en algunos episodios con escaramuzas que le han dejado rasguños y leves mallugones.
Osorio han logrado algunas victorias como fue el control de los auto-defensas en Michoacán que se convirtieron en el dolor de cabeza de Peña Nieto como parte de la herencia de la ineficacia del gobierno panista de Felipe Calderon.
Pudo librar sin tantos aspavientos los problemas ocasiones por “Ingrid” en varios estados de país, en donde las aguas desbordaron, tanto en las cuencas hidrológicas como políticas, y ha sabido manejar y controlar a través de las estrategias territoriales los altos índices delictivos en estados como Nuevo Leon, Chihuahua y Tamaulipas, así como Michoacán y Guerrero.
Esas son sus cartas de presentación y la especialidad del titular de Gobernación, que acata la política de ir socavando las expresiones de la delincuencia de la mano del ejército y la marina, en una estrategia auxiliada por el gobierno de EUA y en donde según los resultados la tranquilidad gradualmente se empieza a sentir en estas regiones.
