Científicos de Estados Unidos han descubierto un nuevo planeta con características para ser habitable a 3.000 años luz. Orbita alrededor del una de las estrellas del sistema binario, a una distacia similar a la que la Tierra gira alrededor del Sol. La única diferencia es que el planeta está helado.
Los estudios están dirigidos por el profesor Andrew Gould, de la Universidad Estatal de Ohio, quien ha publicado el descubrimiento este viernes en la revista Science. El informe explica que los planetas rocosos pueden formarse en órbitas similares a la Tierra también en sistemas en los que las estrellas no estén muy distantes.
El nuevo planeta es demasiado frío para ser habitable. Sin embargo, se encuentra situado en una zona en la que las condiciones podrían permitir la existencia de vida.
“Esto amplía enormemente las posibles ubicaciones para descubrir planetas habitables en el futuro”, explica el profesor Scott Gaudi, profesor de Astronomía en el estado de Ohio. “La mitad de las estrellas de la galaxia se encuentran en sistemas binarios. No sabíamos si planetas como la Tierra, en órbitas similares a la de la Tierra, podrían incluso formarse en estos sistemas”, apostilla.
Es muy poco frecuente que la gravedad de una estrella enfoque la luz de una estrella más distante, lo que provoca el efecto de magnificarla como una lente. Más extraño es que la firma de un planeta aparezca dentro de esa señal de luz ampliada. Los astrónomos utilizan la técnica microlente gravitacional para localizar estos planetas.
La búsqueda de planetas en sistema binarios es difícil con casi todas las técnicas, especialmente porque la luz que arroja la segunda estrella complica la interpretación de los datos. En muchas ocasiones se complica el modelado por ordenador de estos eventos cuando solo una estrella y su planeta actúan como lentes. Sobre todo en el caso de dos estrellas.
“En la microlente gravitatoria ni siquiera miramos a la luz del sistema de estrella-planeta. Acabamos de observar cómo su gravedad afecta a la luz de una estrella ajena más distante. Esto nos da una nueva herramienta para buscar planetas en sistemas estelares binarios”, explica Gould.
En el momento en el que los astrónomos descubrieron el planeta se dieron cuenta de se producían dos señales distintas: una que se suele utilizar para detectar planetas y otra de la que solo habían planteado una hipótesis. La primera fue un breve oscurecimiento de luz, porque la gravedad del planeta altera una de las imágenes ampliadas de la fuente de la estrella. El segundo efecto fue una distorsión de la señal luminosa.
“Incluso si no hubiéramos visto la firma inicial del planeta, todavía podríamos haberlo detectado mediante la distorsión. El efecto no es evidente. No se puede ver a simple vista, pero la señal es inequívoca en el modelado por ordenador”, explica el experto.
“Ahora sabemos que con microlente gravitacional es posible inferir la existencia de un planeta y conocer su masa y su distancia de una estrella sin detectar directamente la atenuación debids al planeta”, añade. “Pensamos que podríamos hacer eso en principio, pero ahora que tenemos la evidencia empírica, se puede utilizar este método para encontrar planetas en el futuro”, resume, aunque admite que la naturaleza de estas distorsiones es todavía un misterio.