Son tan poderosas que por lo general la gente no las ubica como lo que realmente tienen por desarrollar: las relaciones humanas se han denostado por tiempo indefinido: no entendemos que son la base de todo éxito y que, aunado a la capacidad que pueda uno tener, significan la diferencia entre triunfar o no hacerlo.
En el caso de la gente de la política, vemos con profunda tristeza que muchos de estos individuos no entienden la importancia de un adecuado desarrollo al respecto, y no toman en cuenta a la gente que les rodea, menospreciando o siendo burdos y torpes. No saben, pues, tratar a la gente.
Hay secretarias cuya falta de cultura y educación se pone de manifiesto al tratar a un joven o un ciudadano cualquiera; los servidores públicos tienen el mismo problema, y se encierran en una burbuja de cristal para aparentar estar con todos, pero sin que se les toque o moleste con una palabra siquiera.
Pero las más importantes relaciones humanas se pierden: la mentira, la diatriba, el hecho de esconder realidades o hablar de los demás acaba con la reputación, tanto de quien se habla como de quien lo hace, porque no es bien visto el que una persona se dedique todo el tiempo a hablar de los demás.
La reputación de una persona la podemos destruir con un solo rumor: el daño es irreversible por lo general y dura toda la vida; la gente gusta mucho de hablar de los demás sin menoscabo de lo que perjudica a ellos y sus familiares. Nos levamos en la lucha por encontrar el mejor chisme a mucha pero mucha gente.
Y lo principal en las relaciones humanas es saber cultivar la amistad, sagrado sentimiento que no debe traicionarse por ninguna manera; de igual forma, los sentimientos que van más allá de la simple amistad para convertirse en amor no deben ser traicionados por nadie, so pena de pagar muy elevados costes por ello. Una persona que finge sentimientos no merece ser tomada en serio, y además, sola se recomendará negativamente con los demás, gracias al tamaño de su lengua o sus acciones.
Es pues, el tributo a la amistad lo que se debe privilegiar en todo momento y tratar de hacer de esta acción una religión donde todos seamos iguales y ganemos durante la relación.
Los amigos, lo más preciado que tenemos, sin duda alguna. Y cuando los amores fallan, cuando los problemas se vienen en cascada o uno a uno, es cuando necesitamos el apoyo, la mano que nos detenga o el abrazo que nos cobije del amigo o amiga que, en cualquier momento seguros estamos que detendrá lo malo que pueda surgir contra nosotros, y nos ayudará a levantarnos dando ánimo y muchas cosas más.
Noviembre se significa por ser parte de ese tiempo que pasa para que se puedan superar y asimilar muchas cosas sucedidas durante el año, pero más se significa porque hay seres que tienen algo que festejar. En esta ocasión, hay personas importantes en la existencia de sus amigos que cumplen años y es justo recordarles.
El tributo a la amistad es uno de los más grandes tesoros que nos enseñaron cuando pequeños, y nos hicieron tomar en cuenta para el resto de nuestra existencia. Rafael Sequeyro Quezadas, el viejo y noble amigo, el compañero, el camarada, el hombre que hoy celebra un aniversario de existencia en un lugar de este mundo donde nos ha tocado coincidir en varios momentos importantes.
El recuerdo hasta ese corazón y ese espíritu del amigo que nunca se olvida y que sigue en la mente de nosotros. Felicidades, hermano.
Y para los que traicionaron los sentimientos humanos, los quereres por cosas más vanas, la esperanza de que algún día puedan y sepan valorar la amistad, el afecto o el amor, pero sobre todo, las virtudes humanas que nunca hay que traicionar.