Son los hombres, no los partidos

Somos muy dados a condenar a lo que se mueve en contra de la forma de pensar de nosotros, sea o no adecuada la forma de ver las cosas: tenemos la falsa idea de culpar al partido político, la dependencia, el órgano legislativo o la instancia oficial, privada, comercial o social de los yerros que suceden.

Tenemos el caso de alcaldes en todo el país, de todo tipo de extracción partidista que han cometido errores, y el caso más significativo lo hemos leído en medios de todo tipo con lo sucedido en Guerrero.

Se dice, también, cuando vemos noticias legislativas, que “el diputado tal, de extracción tal…” como si fuera más importante su partido político que las acciones que queremos denostar o destacar.

Los miembros del Partido Verde Ecologista han cacareado a más no poder el hecho de que se haya aumentado la pena para secuestradores, prácticamente haciendo que purguen cadena perpetua sin decirlo, porque la cantidad de años que pueden alcanzar no les alcanzaría en su existencia para reincorporarse a la sociedad.

Como miembros de la sociedad, nos da flojera pensar que una iniciativa surgida del interés ciudadano sea atribuida en su paternidad a tal o cual instituto político, porque, finalmente, el diputado o senador se debe a sus representados y no únicamente a los que simpatizan con su instituto político: representan al total del porcentaje de la población de su distrito o jurisdicción.

Pero la política es así y por lo general se atribuyen méritos que no les corresponden, y los hacen suyos como si fuera lo único valioso en la vida.

Hay otras cosas importantes, y eso es lo que deben pensar quienes aspiran a los cargos de elección popular, a un puesto de elección que puede ser alcaldía, gubernatura, diputación o senaduría: todo es igual, y para ello, hay que convencer de que se tienen los mejores elementos, hombres o mujeres. No creemos que sea necesario que haya equidad de género ni una balanza en las fuerzas políticas: somos de la idea de que deben llegar los que merecen la confianza popular y que no debe importar su filiación o sexo. No creemos en ello, sino en la capacidad de los seres humanos.

Absurdo resulta que haya 50 y 50 por ciento de hombres y mujeres, o que estén representados los que no tienen simpatía ni con sus familiares. No comulgamos nunca con la idea de los diputados de representación proporcional, sino con los que son elegidos por voto directo, que sí representan a todos los que conformamos una mayoría, pero que, igual, están obligados a representar a los que como minoría votamos contra ellos. Fueron elegidos y tienen que cumplir, así de claro.

Pero las medidas absurdas adoptadas a nivel nacional deben ser acatadas como ley, y en ese sentido, Rafael González Benavides, presidente del PRI en Tamaulipas está conformando su estrategia para recuperar y ganar las elecciones futuras, con gente que responda a las expectativas ciudadanas, con propuestas y gestiones como las que vemos, por ejemplo, en el Congreso de Tamaulipas donde, el presidente Ramiro Ramos Salinas hace cuanto es posible por dignificar la imagen del diputado y gestiona apoyos por cualquier parte que se preste para ello.

Hay una visión distinta del legislador, al menos en la entidad.

El equipo de Rafael González Benavides sigue propiciando una inclusión en el gusto popular fundamentada en el cumplimiento de las necesidades y la gestión de cada uno de ellos. Es la hora de buscar ganar para servir y no para servirse, que de eso ya tenemos muchísimo y estamos cansados de padecerlo.

Se fortalece el PRI y lo saben sus contrincantes, de ahí que han comenzado una guerra muy sucia a base de descalificaciones que son menos penetrantes que el trabajo que se muestra.

Y para que lo anterior surta efecto, habrá un juez principal: la ciudadanía, que será la que determine por qué ganarán los que lleguen, así de claro.

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