Efecto antabus, cuando las medicinas y alcohol no se llevan

0

Beber alcohol mientras tomas medicamentos puede provocar el “efecto antabus”, condición que daña tu salud y podría frustrar tus fiestas.

En las celebraciones de cualquier tipo (por fin de año, Navidad, cumpleaños, aniversarios, entre otras) el alcohol es el invitado más frecuente y, aunque su consumo moderado puede ser inofensivo, en ocasiones es mejor evitarlo por completo, sobre todo si estás tomando medicamentos.

El consumo de alcohol, aunque sea en poca cantidad, genera cambios en el organismo como: disminución de la frecuencia respiratoria y cardíaca, altera el funcionamiento cerebral en sus impulsos, reacciones, reflejos, memoria lo que puede ocasionar algún accidente y si se consume en forma periódica o excesiva provoca lesiones en el estómago e hígado, que pueden llegar a ser muy graves como la cirrosis.

Cuando medicinas y alcohol se ingieren simultáneamente, el peligro aumenta, por ejemplo al combinarse con analgésicos como ácido acetilsalicílico, el daño sobre el estómago es severo, mientras que junto con paracetamol, el hígado es el más afectado.

Los efectos de mezclar bebidas alcohólicas con medicinas se encuentran entre las interacciones peligrosas que los laboratorios farmacéuticos señalan en la etiqueta, y pueden presentase náuseas, dolor de cabeza, sueño, mareos o vómito, hasta experimentar dificultades para concentrarse o llevar a cabo físicas.

Uno de los mayores peligros al combinar medicinas con alcohol se relaciona con los antibióticos y es el llamado efecto antabus, que no solamente consiste en que se elimina el efecto del medicamento del cuerpo, pero no pasa nada más.

Pero esto no es así, cuando el etanol contenido en cualquier bebida alcohólica llega al hígado, este órgano lo convierte en sustancias más sencillas que el organismo puede eliminar fácilmente, en forma de orina, o por los pulmones en forma de dióxido de carbono.

La mayor parte del etanol absorbido (aproximadamente 90%) se transforma en otro compuesto conocido como acetaldehído gracias a la acción de una enzima (alcohol deshidrogenasa); la función de esta “llave” puede alterarse si se encuentra en el camino con las sustancias químicas que contienen ciertos antibióticos.

Como consecuencia, aumenta la concentración de acetaldehído en el organismo, y esto desencadena los diversos síntomas de efecto antabus, que incluyen:

• Malestar general.

• Mareos y vértigos.

• Rubor facial.

• Ojos rojos.

• Palpitaciones y ansiedad.

• Baja presión.

• Náuseas y vómitos.

• Sudoración.

• Visión borrosa.

• Disminución del nivel de conciencia (somnolencia bastante profunda).

• Problemas para respirar.

• Encefalopatía hepática (cuando el hígado ya no es capaz de eliminar las toxinas de la sangre se produce pérdida de la función cerebral).

Además de los síntomas señalados, el peligro de mezclar medicinas y alcohol consiste en que se puede retrasar o acelerar la absorción y eliminación de los antibióticos de manera que si la persona bebe mucho, el medicamento funcionará más lentamente y, como consecuencia, recuperar su salud implicará un proceso mucho más largo de lo esperado.

Si se está en tratamiento médico es importante evitar el consumo de alcohol, sea cual fuere el medicamento que se está utilizando.

Fuente:
cronica.com.mx

(Visited 1 times, 1 visits today)