Vende ‘nacimientos’ para promover la tradición

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Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Cuando Guadalupe Morales era una niña, su padre, Alfonso Morales Marcelino, hace 45 años hacía viajes desde Michoacán hasta esta ciudad, con la finalidad de vender heno y musgo para los nacimientos que en esa época aún no eran muy apreciados, pero se vendía.

Pertenece a una familia de 10 integrantes, y ella es de los mayores, por lo que era una obligación aprender este oficio que su padre les heredaría, ya que era lo único que sabían hacer, por lo que se apostaban en las calles de Belden y Matamoros, en el centro de la ciudad, y en una mesita de madera colocaban el poco heno y musgo para su venta.

“Somos diez hijos y así comenzamos estos, trayendo heno y musgo desde Michoacán. Después seguimos con la venta de poquita figura que mi padre traía desde Guadalajara, ya que por allí pasaba cuando salía de Michoacán, y así fue…trayendo y trayendo, hasta que este negocio fue creciendo”, comenta a un lado de la plataforma donde guarda su valiosa mercancía, casi frente a la presidencia municipal.

La venta de figuras de nacimiento ya es una tradición familiar en esta familia que llegó a la ciudad con una tablita de madera para vender musgo y heno. Luego avanzó con la venta de figuras hasta que compraron un vehículo para el traslado de las figuras, y hace cinco años compraron un camioncito que cambiaron por una plataforma de tráiler para guardar su preciada carga.

“Así llegamos ya a otro nivel, con más infraestructura, y comenzamos así hace cinco años, con el remolque chiquito, luego lo cambiamos por un camión en el centro, pero era insuficiente porque comenzamos a tener mucha gente en diciembre”, comenta.

La plataforma en su interior tiene infinidad de figuras, y aunque Guadalupe no sabe con precisión cuántas son, calcula que pueden ser más de mil, de todo tipo, color y tamaño, “y puede ver, son…más de mil figuras”, comenta.

Hay de todo

Las que abundan son las figuras del nacimiento, integradas por la virgen María, San José, el Ángel, el Niño Dios, el toro, la mula y los Tres Reyes Magos, cuyos precios son variados de acuerdo al tamaño, y lo mismo son de Guadalajara que de la ciudad de México, de donde los traen para su venta.

Le siguen infinidad de figuritas de todo tamaño, y como complementos del nacimiento están el diablo, el ermitaño, carbonero, leñador, alfarero, la víbora, el pozo, el pastor, guajolotes, marranos, borregos, gallos, Bartolo y como nuevas están también Adán y Eva y una travesura que nunca la habíamos traído porque la persona que la hace cuenta con un viejo molde de más de cien años de antigüedad, en San Pedro, Jalisco.

“Tenemos la bodega además del camión, porque vamos rellenando los huecos de lo que se vende”, menciona Guadalupe, quien platica orgullosa que año tras año las ventas mejoran, porque esta tradición mexicana de colocar nacimientos en los patios o jardines de las casas, es cada vez mayor.

Para esta mujer cada año es diferente porque las condiciones económicas de las familias fronterizas es también diferente, pero dice que desde hace cinco años se instalan en el mismo lugar con la idea de vender lo más que se pueda.

“La gente ya nos conoce y nos busca, porque mi padre fue el iniciador de esta tradición”, sostiene tras mencionar que el 24 de diciembre estarán también vendiendo su preciada mercancía a compradores locales y de lugares tan lejanos como Dallas, San Antonio, Houston y Laredo, en Texas.

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