Gobierno Humano de Torre Cantú cambia historia de niña victorense

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CD. VICTORIA, Tamaulipas.- “Muy lindos, apapachadores y humanitarios, sus manos las tienen puestas en el corazón”, así se expresa María Isabel Castillo Molina del Gobernador Egidio Torre Cantú y de la señora María del Pilar González de Torre, Presidenta del Sistema DIF Estatal.

“No tenemos con qué pagarles toda su ayuda para que nuestra hija no perdiera la vista, esté viva y a nuestro lado”, exclama también en nombre de su esposo Hugo Alberto Anaya González.
Las esperanzas de vida de Hanna Amaya Castillo de 9 años de edad dependían de sólo horas. Su respiración apenas se percibía, sus ojos completamente hinchados, la capa superior de la piel desprendiéndosele dando una apariencia de quemaduras de Sol.
A estas alturas Hanna ya no sentía dolor, estaba plenamente desvanecida, pareciera que dormía con placidez luego de meses de sufrimiento corporal y emocional por lo que le sucedía.
Pasadas semanas abrió sus ojos color miel, su mirada giró por todo el cuarto donde ella se encontraba encamada, se preguntó qué es este lugar hasta que fijó su mirada en una silueta conocida que se acercó, abrazó tiernamente y con un sollozo exclamando bendiciones.
Hanna resistió a las secuelas del síndrome de Stevens-Johnson, una enfermedad rara que hace perder la capa externa de la piel y amenaza la vida, ya que la muerte celular hace que la epidermis se separe de la dermis.
Generalmente es causada por una reacción a un medicamento. Los síntomas del síndrome pueden ser fiebre y escalofríos hasta 2 semanas antes de tener síntomas en la piel, tos, dolor de garganta, cabeza y cuerpo, con signos de cansancio más de lo usual.
Los síntomas cutáneos presentan llagas que parecen blancos de tirar (circular); llagas dolorosas en la boca que le hace difícil tragar o respirar; ampollas dolorosas en la piel, los ojos y una vez que la capa superior de la piel se cae parecieran quemadura de Sol. Las lesiones se dan como manchas eritematosas que evolucionan en horas a la formación de lesiones purpúricas, ampollas, erosiones en piel y mucosas.
Acompañada por sus padres, visitó a la señora Ana María Torre de Morris delegada de la Fundación Michou y Mau para Niños Quemados de Ciudad Victoria, así como a enfermeras, paramédicos, personal administrativo, trabajadores sociales para obsequiarles una gran sonrisa a modo de pago por todas las atenciones y preocupación que tuvieron con ella.
De complexión delgada y de rostro diáfano, a pesar de las erupciones eritematosa que se caracteriza por el enrojecimiento de la piel, Hanna se apresura y rodea con sus brazos a la señora Ana María, una hermosa acuarela pintada de gratitud y amor por los demás.
Hanna manifiesta su felicidad por estar nuevamente con sus padres y hermanos.
Conoce bien su enfermedad: “Soy alérgica a ciertos medicamentos, mi problema se llama Stevens-Johnson, que hizo que me doliera mucho los ojos, la piel y en general todo mi cuerpo”.
Narra que después semanas, “porque estaba dormidita”, que desparecieron las llagas y granitos que luego se empezaron a juntar. Su rostro y manos apenas perciben algunos puntos opacos.
Sin dejar de sonreír menciona que gracias al Gobernador y a la Fundación Michou Mao ella está bien.
Dijo que durante su convalecencia recibió innumerables pruebas de cariño de todos: “Me decían que yo iba a estar muy bien, que pronto iba a estar con mis papás”.
“Muy agradecida con ellos porque me ayudaron mucho, porque si no fuera por ellos no estuviera aquí. Quiero ser doctora por lo que me pasó y ayudar como lo hicieron conmigo”.
Egidio y María del Pilar dan esperanza a los papás de Hanna
Enmudecida, pero sin perder la fe de que su hija retornaría completamente recuperada de salud, María Isabel no se separó de Hanna. Primero cuando la trasladaron del Hospital Infantil de Victoria a la Unidad de Cuidados Intensivos para Pacientes Quemados y aunque su caso no es de quemaduras por fuego o hirvientes, por sus características de la enfermedad la Fundación Michou y Mau la canalizaron al Hospital Shiners de la Ciudad de Galveston en el Estado de Texas para recibir la atención especializada que requería.
La madre de Hanna recuerda agradecida por la preocupación de la señora Ana María Torre de Morris y al personal de esta institución por la disposición para trasladarla a este nosocomio.
Cuenta que inmediatamente que el Gobernador Egidio Torre Cantú supo de la situación de emergencia, dispuso el avión-ambulancia, paramédicos y todo lo esencial para que doña Isabel la acompañara a los Estados Unidos.
“Una experiencia muy dura, muy fuerte. Estuve allá sola con ella, era quien recibía las noticias de su estado de salud”, relata.
Pasado un mes en terapia intensiva la niña poco apoco recuperaba la visión, lo borroso se disipaba. Los médicos sorprendidos observaban con alegría la vertiginosa recuperación de la pequeña paciente.
La señora Isabel narra el miedo que sintió Hanna al principio al despertar de su letargo de más de 20 días, poco a poco fue familiarizándose con los doctores y enfermeras que la cuidaban, fue hasta entonces que se enteró que encontraba en un hospital de Texas.
Todo esto, dijo, por las facilidades que brindó el Gobernador Egidio Torre Cantú, la Señora María del Pilar González y la señora Ana María Torre, porque sin tener pasaportes tramitaron los permisos para viajar y permanecer el tiempo que fuese necesario.
Con un suspiro y voz entrecortada para no llorar por todo lo que soportó de manera inquebrantable aconsejó a quienes pasan por esta situación que se acerquen a ellos, “no tenga miedo a pedirles ayuda porque de verdad este gobierno es muy humano. No pierdan la esperanzas, en ellos encontraron una mano amiga, un aliento de confianza”.
Hugo Alberto Anaya González respalda las palabras de su esposa al gradecer el que les dejaran conocer su lado sensible, humano y la confianza que inspiran para darnos más que esperanza.
“Cuando estamos renuentes en perder a un ser querido, de inmediato nos devolvieron la ilusión de que todo saldría bien, no con palabras, sino con acciones concretas”, señaló.
“Quiero agradecer a Dios por la bendición de tener de regreso a mi esposa y a mi hija. Agradecer infinitamente al Gobernador como a su esposa todas las atenciones, muestras de cariño y el esfuerzo que logró que Hanna sobreviviera a este trance”, enfatizó Don Hugo.
Resaltó que la abnegación de Egidio Torre por los que más necesitan cambió radicalmente el curso de la historia de su familia.
Distinguió al personal de Michou Mau como ángeles que velan por la gente que se guían por el lado espiritual y humano del mandatario que no conocíamos porque, explica, no estábamos cerca, pero ahora sintieron ese cariño y cobijo ante las adversidades.

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