El rumbo de la UAT

Mucha información fluye en relación al informe número uno del rector Enrique Etienne Pérez Del Río, y alguna especialmente interesante, como es el hecho de que el líder de los universitarios ha privilegiado un aspecto determinante como es la investigación.
El rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas recuerda en su participación dentro de la singular ceremonia, que existen 2 mil 800 profesores en el alma mater tamaulipeca, de los cuales, son un mil 50 de tiempo completo, entre los que se registra a 340 doctores, y de éstos, únicamente cien son investigadores registrados.
Es un diez por ciento de la plantilla de profesores la que hace investigación, y de todos es sabido que uno de los grandes retos de las universidades es colaborar con investigación que pueda ser útil a su entorno, lo que valida la existencia de las mismas.
En ese sentido, ha apostado porque haya al menos 600 doctores –casi el doble- a corto plazo, y 300 investigadores como cifra mínima. Etienne quiere que se trascienda y que los sitios que ocupa hoy la UAT sean aún más elevados también, a corto plazo, porque recurso humano lo hay, solo es cuestión de poner mucho esfuerzo y trabajar fuertemente.
Desea que haya doctores reales y dejen de aparecer esos que han logrado los grados superiores a licenciatura en base a las recomendaciones y compadrazgos: que demuestren por qué son doctores.
Habrá que entender que un doctor es una persona que tiene estudios especializados y tiene puntual preferencia por la investigación. Un doctor que no investiga es un burócrata metido a maestro universitario, y de esos no se quiere tener más en la máxima casa de estudios tamaulipeca.
Los que han logrado titularse con artimañas poco claras solos se desecharán, porque si no se privilegia la investigación funcional de nada servirá todo el trabajo y esfuerzo realizado.
Lo anterior se puede traducir en que el rector Etienne quiere investigadores reales y productivos, de esos que da gusto enviar a congresos y estancias porque regresan con producción científica, misma que se refleja en libros publicados y escritos y en artículos de revistas especializadas en sus áreas de estudio.
Los hay de muchas disciplinas, y realmente da gusto saber que nuestra UAT cuenta con el recurso humano suficiente para impactar positivamente en el Tamaulipas que queremos todos para nuestros hijos, y en el que hay que trabajar muy fuerte a fin de lograr alcanzar esas metas tan específicas.
Apoyos ha habido, y eso lo sabemos quienes estamos involucrados en la docencia universitaria; los recursos están y hay mecanismos diversos que nos pueden permitir crecer en ese sentido. Hay que hacerlo y bien, para responder a la sociedad a la que nos debemos.
Mucho nos gustará dentro de un año saber que la UAT ha doblado su número de doctores y que los investigadores se cuentan por cientos, pero sobre todo, que la investigación que realicen sea congruente con las necesidades sociales, y que tenga un verdadero impacto social.
Pruebas de la capacidad de los universitarios tamaulipecos las hay y muchas: ahora el asunto es saber que podemos seguir avanzando, y que se pueda entender el papel que juega la Universidad Autónoma de Tamaulipas en el contexto estatal y nacional, y el sitio que mundialmente tenemos: pugnar por mejorar todos estos indicadores y seguir haciendo de la misma una Universidad en la que la calidad sea uno de los factores más importantes, como se ha venido reflejando desde hace ya algunos años.
Y los que están viviendo del presupuesto, los que no ganaron un título y navegan en la mediocridad, esperamos se vayan pronto a sus casas y dejen el lugar a la sangre nueva que empuja muy fuerte, para ayudarnos a alcanzar esas metas soñadas algún día.

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