¿Hasta cuándo?

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-Robos y asaltos a la orden del día
-Pésima vigilancia preventiva es la causa
-De nada sirve arresto de grandes capos

DESAFORTUNADAMENTE, el clima de inseguridad que prevalece en la ciudad se ha acentuado en los últimos días, como resultado de la falta de cuerpos policiales de labor preventiva.
En consecuencia, el sector comercial y los inermes ciudadanos padecen el acecho de individuos que actúan fuera de la ley, y que cometen sus tropelías sin mayor problema.
Los robos a establecimientos comerciales y asaltos a automovilistas y transeúntes es el pan de cada día en esta sufrida población del norte tamaulipeco.
Mientras grupos delictivos antagónicos liman sus asperazas en el área rural y urbana de la región y las corporaciones federales y la Fuerza Estatal Tamaulipas centran sus acciones en patrullajes en convoy, los malandrines hacen de la suyas al amparo de una poco efectiva vigilancia policial.
Es tal la impunidad que los atracos a comercios y asaltos a mano armada se presentan a cualquier hora del día y a temprana hora de la noche.
Recientemente, un prestigiado médico especialista que labora en hospitales locales fue víctima de un secuestro exprés. Su odisea duró poco más de seis horas, tiempo en que los delincuentes vaciaron sus tarjetas personales y lograron que familiares pagaran otra suma de dinero por su liberación.
Como es natural, al margen de la pérdida económica, la familia del galeno todavía vive momentos traumáticos y se han visto en la necesidad de cambiar sus estilos y forma de vida.
Otro ejemplo de la inseguridad es el asalto a mano armada que sufrió un comunicador local en céntrico sector de la ciudad, a plena luz del día y ante los ojos de azorados transeúntes. Documentos personales, dinero en efectivo y equipo de trabajo fue el botín que obtuvieron el par de sujetos.
Del mismo modo, dos tiendas de conveniencia ubicadas sobre la calle tercera también fueron visitadas por los maleantes, ante la falta de una vigilancia policial que inhiba ese tipo de acciones fuera de la ley.
Actualmente, derivado de la desaparición de las policías preventivas en Tamaulipas, esa labor fue asumida por elementos militares y de la policía federal.
Sin embargo, como tales corporaciones están enfocadas a combatir al crimen organizado, a los delitos que ellos consideran como menores no les dan la importancia que ameritan.
Asimismo, el patrullaje en convoy en prevención de enfrentamientos con grupos armados impide que el personal y vehículos cubran las necesidades que en esa materia requiere una ciudad como la de Matamoros.
Obviamente, resulta imposible que ante la falta de personal y parque vehicular, los patrullajes de las fuerzas federales de apoyo se dividieran en al menos cuarenta grupos, para medio otorgar la seguridad que los matamorenses merecen.
Para mala fortuna de los habitantes en la esquina noreste tamaulipeca, mientras el gobierno federal no encuentre la fórmula adecuada para enfrentar al crimen organizado, la vigilancia policial preventiva continuará brillando por su ausencia, con todo lo que ello significa.
Realmente en poco o en nada se reflejan los anuncios del gobierno del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO al dar a conocer la captura de tal o cual jefe de la delincuencia organizada. Al menos en Tamaulipas, la inseguridad continúa en las carreteras federales, estatales y caminos vecinales. También, por desgracia, los delitos considerados como del fuero común van a la alza.
En Matamoros, cámaras empresariales y el sector comercial han elevado sus reclamos, ante el clima de inseguridad que impide el crecimiento económico y la inversión de capitales.
No obstante, tal parece que el fenómeno antisocial no desaparecerá ni a corto ni mediano plazo, por lo que no queda más remedio que seguir soportando ese grave problema.
Ni hablar.
Y hasta la próxima.
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