Reunión de mujeres periodistas en sororidad

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La tarde-noche del 11 de marzo, tres días después del emblemático ocho de marzo nos reunimos mujeres periodistas, más de 20, entre reporteras, columnistas, corresponsables, editoras…todas felices y contentas, recordamos los tiempos en que el olor a tinta nos atrapo y buscábamos con afán la de ocho, anécdotas a raudales se compartían en la gran mesa, todas teníamos algo que decir, algo que compartir como la nota de leche contaminada de Dora de la Cruz, el recuerdo de Américo Villarreal en Lucía Calderón, Blanca Hernández por igual, Nara de Luna, Claudia Vázquez, Yadira Tejeda, Martha Yeverino, Lourdes Ramírez, Lupita Domínguez, Lupita Álvarez entre otras, teniendo como anfitriona a otra de las nuestras Karla Cabrera.
La reunión estuvo de lujo, la conversación más.

Cuando se habla de sororidad se marca que “ahora más que nunca es necesario estar agrupadas, juntas pero más que eso hermanadas, considero relevante entrar en esta cultura de sororidad pues significa que somos hermanas de causa, por el solo hecho de ser mujeres, ser camaradas, estar dispuestas a la ayuda, en la que no cabe ningún sentimiento negativo como la envidia, la competencia encarnizada o la rivalidad.
Justamente ésta cultura de la sororidad busca romper ese viejo mito de que “mujeres juntas ni difuntas” yo, como muchas compañeras de lucha pensamos y sentimos que ha sido un mito para mantener separadas a las mujeres.

Están sucediendo cosas terribles a las mujeres que cercanas de la familia, de nuestro barrio, de nuestra ciudad, de nuestro país, del mundo. Estamos en una situación crítica y si no nos agrupamos en una hermandad de género con el objetivo de buscar el crecimiento de todas y como consecuencia de la sociedad en general, no lograremos nuestros objetivos.

No nos abandonemos más, no lloremos solas, no veamos rivales en donde podría estar una hermana, una compañera…”
Tomo como propias porque aplican las palabras de Martha Barragán, quien en articulo publicado en CIMAC menciona que como sostiene Marcela Lagarde, feminista y antropóloga mexicana: “La alianza de las mujeres en el compromiso es tan importante como la lucha contra otros fenómenos de la opresión y por crear espacios en que las mujeres puedan desplegar nuevas posibilidades de vida”.
En este contexto surge el concepto de sororidad, el cual se refiere a una nueva experiencia práctica intelectual y política entre mujeres que pretende materializarse en acciones específicas.
La palabra sororidad se deriva de la hermandad entre mujeres, el percibirse como iguales que pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad.
Habla también de que en esta relación, unas son el espejo de las otras, lo que permite a las mujeres reconocerse “a través de la mirada y la escucha, de la crítica y el afecto, de la creación, de la experiencia” de otras mujeres. Por ello, afirma que en la sororidad se encuentra la posibilidad de eliminar la idea de enemistad histórica entre mujeres.
De esta forma, el feminismo propone que este concepto vaya más allá de la solidaridad. La diferencia radica en que la solidaridad tiene que ver con un intercambio que mantiene las condiciones como están; mientras que la sororidad, tiene implícita la modificación de las relaciones entre mujeres.
En resumidas cuentas, la sororidad se traduce en hermandad, confianza, fidelidad, apoyo y reconocimiento entre mujeres para construir un mundo diferente; percatarse que desde tiempos antiguos hay mujeres que trabajan para lograr relaciones sociales favorables para ellas y para nosotras, recordando siempre que todas somos diversas y diferentes.
Por esto y más considero que la reunión realizada en casa de Dora de la Cruz, fue un lujo.

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