Una nueva legislación electoral

No cabe duda que de los errores se aprende, y en el caso de leyes en materia electoral existe la voluntad de los participantes de mejorar las cosas, algunos, para seguir ganando, y otros, para tener oportunidad siquiera de sobresalir, en una serie de acciones que, desde nuestro punto de vista, hacen mal, muy mal en dar voz a quien no tiene seguidores.
Somos convencidos de que los diputados plurinominales debieran desaparecer del entorno federal y estatal, porque significan únicamente el engrosamiento abultado, excesivo e insultante de la nómina, y dar de comer “calientito” a quien no tiene merecimientos para ello, y además, no trabaja para ganarlo.
Eso siempre ha ocurrido. Hoy vemos que los contendientes por diputaciones en varios distritos del país llegarán a San Lázaro a cobrar por algo que no ganaron, y como siempre, estarán de parásitos en una nómina insultante para una nación que vive en crisis total, y a donde quien trabaja batalla cada día para llevar el pan a su casa.
Pero hemos de mantener a 200 holgazanes y parásitos a nivel federal, y otros tantos en los estados.
Pero decíamos que de los errores se trata de zanjar experiencias y buscar virtudes; Tamaulipas tiene lista su ley electoral que será la que prevalezca en el proceso de 2016, cuando elijamos alcaldes, diputados locales y gobernador.
En ese sentido, es importante destacar que en términos generales se ha llegado a un consenso electoral por parte de los involucrados: los partidos políticos que hoy en día ven amenazada su cómoda forma de existir por parte de quienes en forma independiente buscan gobernar, procurando hacerlo mejor cada vez.
Las reformas han sido llevadas al Pleno del Congreso local y aprobadas, y consideran una serie de acciones que seguramente se han pensado en aras de mejorar el procedimiento electoral y dar más certidumbre a los ciudadanos: que estemos seguros de que nuestra voluntad expresada en las urnas es respetada, sea cual sea.
Ocho son los ordenamientos que se han cambiado incorporando la consulta popular como un mecanismo de participación ciudadana, estableciéndose también la elección conecutiva de los presidentes municipales, síndicos y regidores en nuestros 43 ayuntamientos.
Las reformas de referencia han sido expuestas y aprobadas en base a lo que se recogió de la voluntad popular: nuestros diputados hicieron gala de su función: ser representantes del pueblo.
En ese sentido, Ramiro Ramos Salinas, quien encabeza los trabajos del Congreso local dijo que es muy satisfactorio saber que la participación de todas las fuerzas logró llegar a un consenso en materia electoral. Se debatió y se llegó a una conclusión, en un ejercicio puramente democrático.
Se manejaron porcentajes para validar la consulta popular y la iniciativa ciudadana, así como, decíamos, la reelección de miembros de los cabildos; muy importante resulta el saber que se establece la naturaleza autónoma del Tribunal Electoral en Tamaulipas, lo que permitirá dar mayor certidumbre a los procesos.
Esperamos que los institutos políticos dejen a un lado sus afanes protagónicos cuando reclaman todo siempre que pierden, y se atengan a una nueva legislación, que haya muchos observadores políticos y ciudadanos, que nos permitan a los virtuales votantes tener la certidumbre de que estamos eligiendo a nuestros gobernantes, y poder exigirles también que cumplan con lo que se ha dado en llamar “promesas de campaña” y que muchas veces son solamente sueños y diatribas.
Es tiempo de que los partidos, la sociedad y la autoridad caminemos en un solo camino, un solo sentido, en aras de buscar mayor tranquilidad y competitividad política, respetando siempre, y por supuesto, la voluntad popular ante todo, como la premisa fundamental de cualquier proceso.
Auguramos un proceso muy interesante para 2016 que prácticamente ya ha iniciado con los “destapes” de quienes se sienten con merecimientos para llegar… aunque estén cada vez más lejos.
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