Chignahuapan y Cholollan

Aprovechando el receso con motivo de las fiestas patrias decidimos hacer una rápida incursión al México profundo y, respondiendo a la invitación de unos familiares, el sábado reciente abordamos un camión en la central de Ciudad Victoria, nos reunimos con el grupo en El Mante y, luego de pasar por el puerto seductor, nos adentramos en Veracruz cuyas localidades pasamos de noche y paramos sólo para tomar algún bocadillo o visitar los sanitarios.
Nos amaneció el domingo en territorio del Estado de Puebla, concretamente en Chignahuapan cuyas estrechas y limpias calles recorrimos admirados por la cantidad y variedad de comida; pero antes de desayunar pasamos por una hermosa iglesia que estaba cerrada, cruzamos la plaza principal que se preparaba para El Grito; a unos pasos del palacio municipal estaba la estatua de Gaspar Henaine (Capulina) y, como en mi niñez vi casi todas sus películas (casi no había otras), pues posé para que me hicieran una foto.
Chignahuapan es una ciudad ubicada en la parte norte del estado de Puebla; su nombre proviene de las palabras en náhuatl chicnahui, que significa «nueve»; atl, que significa «agua»; y el sufijo pan, que significa «sobre», «en»; en conjunto quiere decir «sobre las nueve aguas»; en ese pueblo mágico poblano desayunamos huevos fritos y tomamos café de olla.
En épocas prehispánicas, la región ocupada por el actual municipio de Chignahuapan fue habitada por pueblos totonacas desde aproximadamente el siglo VII (DC), llegando a ejercer control sobre la región hasta el siglo X; sin embargo, durante este período existió una convivencia entre pueblos totonacas, nahuas, otomíes y tepehuas.
Durante la conquista de México, Hernán Cortés otorgó permiso al jefe chichimeca Chichimecuatehuipil para asentarse en la región y fundó la población de Tetehuitic, «monte de pirámides», como sitio de rendición de culto al dios Mixcóatl; en 1527 es fundada la población de Santiago Chiquinahuitle, «nueve ojos de agua»; poco después llegaron misioneros franciscanos y establecieron este lugar como centro de doctrina y evangelización.
Según corazondepuebla.com.mx, en 1874 la población recibió el nombre de Villa de Chignahuapan; en el mes de Febrero del año 2012 se hallaron restos de mamut, en la localidad de Llano-verde que datan aproximadamente de 12 mil a 15 años; la industria más destacada del municipio es la producción de esferas de navidad, fabricadas a partir de vidrio soplado.
En Chignahuapan existen más de 200 talleres donde se producen estos adornos, en los cuales se llegan a producir más de 70 millones de esferas anualmente; Chignahuapan es conocido a nivel nacional por esta actividad; cada año, en la semana alrededor del 2 de noviembre, se celebra en este municipio la Feria Nacional del Árbol y la Esfera de Navidad; las esferas producidas en Chignahuapan son distribuidas a gran parte de los estados de México y en Europa, en especial El Vaticano.
Pero lo anterior apenas fue la primera probada de la magia poblana porque el mismo domingo nos dirigimos a Zacatlán de las Manzanas, localidad también ubicada en la Sierra Norte de esta entidad donde comimos, hicimos el recorrido por los sitios de mayor interés, fuimos a misa en un exconvento y cenamos antes de ir al hotel donde pernoctamos.
Zacatlán se extiende al pie de una colina llamada antiguamente de “San Sebastián” que se ubica al poniente de la ciudad; el inicio de su traza inicial se va a dar a mediados del siglo XVI con la llegada de los misioneros franciscanos; su nombre proviene de las palabras náhuatl “Zacatl”, que significa paja o zacate; y “Tlan”, lugar, por lo tanto su significado etimológico es “lugar donde abunda el zacate” y también conocido como “Zacatlán de las manzanas” por su abundante producción de esta fruta.
Por el año de 1524 llegó al rumbo de San Pedro Atmatla barrio perteneciente a Zacatlán, precisamente por arriba de la cascada del mismo nombre, un grupo de españoles y frailes franciscanos con la intención de tomar la población; la Feria de la Manzana se celebra cada año desde 1941, fue instituida por el Presidente Municipal Agustín Cano y un grupo de zacatecos para fomentar la unión de los pobladores e impulsar el comercio y el turismo local.
Además del fruto que da nombre al pueblo, en la Feria se pueden encontrar los mejores productos de Zacatlán: artesanías, refrescos, vinos, relojes, muebles para oficina, bicicletas; la Feria, que está bastante acreditada a nivel nacional, ofrece una agenda atractiva de eventos para toda la familia.
El día 29 de junio de 1562 fue cuando, posiblemente se inicio la construcción del convento tipo basilical, a cargo de los frailes franciscanos y de la gente del pueblo, fue uno de los 60 conventos con que contó la provincia franciscana del santo Evangelio de México en 1585, su interior es de estilo italiano, de tres naves con techo plano, siendo el central más elevado que los otros dos, las separan dos columnas de arcos de piedra de medio punto y en el fondo de la nave mayor, tras el arco triunfal, esta el ábside.
La mayoría de los elementos geométricos que fueron empleados en el diseño de dicho monasterio, se encuentra también en el convento del siglo XVI de Zacatlán; por cierto, saliendo de ahí se encuentra un reloj floral del que tanto presumen los lugareños quienes se esfuerzan a diario para que su pueblo mágico conserve esta categoría.
De Zacatlán pasamos a la capital del Estado, de la cual hablaré en próxima entrega; descansamos en La Posada de San Pedro, una cuadra del zócalo y la mañana del martes, ya desayunados, nos dirigimos a otra localidad emblemática de estas tierras donde nos tocó día de tianguis con la presencia de comerciantes provenientes de los municipios y estados vecinos.
Cholula deriva del náhuatl, Cholollan: “agua que cae en el lugar de huida”; es uno de los asentamientos más antiguos de México y ha sido habitado, de manera ininterrumpida, desde el siglo V antes de Cristo hasta la actualidad; se le considera la ciudad viva más antigua de América; sin embargo su importancia en Mesoamérica fue variable a lo largo de los dos mil años de historia de las civilizaciones de América central.
La Cholula prehispánica fue una gran metrópoli habitada durante miles de años; Hernán Cortés, al conocer la cantidad de teocalis, imaginó que se podría orar en un templo distinto cada día del año; sobre esos santuarios indígenas se construyeron templos y hoy San Pedro Cholula cuenta con 37 iglesias, detalle sorprendente para una ciudad de su tamaño.
En este Pueblo Mágico los dos grandes símbolos de ambas culturas conviven a pocos metros: la Gran Pirámide y el Ex-convento Franciscano de San Gabriel, uno de los más antiguos conventos de América; la enorme Plaza de la Concordia es el centro de San Pedro; en sus larguísimos portales, visitantes y cholulenses pueden disfrutar de un café o platillos típicos de la región con una vista privilegiada: la Gran Pirámide, donde nos despedimos por hoy.
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