La eclosión de las fronteras

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Hacía tiempo que el Viejo Continente no vivía un desafío de tal envergadura, lo hizo post la Segunda Guerra Mundial y sobre todo desde la guerra de los Balcanes que abarcó a buena parte de la última década del siglo XX.
Para la debilitada Europa de la unión, la llegada de cientos de miles de sirios a la puerta de la civilización occidental ha tomado por sorpresa a quienes otrora presumían del Tratado de Maastricht y de la libre circulación Schengen que dejó en virtuales todas las fronteras europeas.
El paraíso se tiñe de rojo: desde la guerra civil en Siria que tiene confrontados al régimen de Bashar Al Assad con el avance del terror del Estado Islámico, desde 2011, han salido del país de los Califas millones de sirios. Y los qué faltan.
Siria que ostenta una delicada posición estratégica en Medio Oriente colindante con Turquía, Líbano, Israel, Jordania e Irak no ha logrado descontaminarse de los movimientos civiles insurrectos que tomaron presa al país que otrora gobernó Sadam Husein.
El contexto geoestratégico ha puesto contra las cuerdas tanto a Estados Unidos como a la OTAN dado que una respuesta bélica conjunta en Siria implicaría enfrentarse a dos bastiones de Al Assad como son Irán y Rusia.
Y la Unión Europea ya tiene suficientes problemas con Rusia con su confrontación con Ucrania que ha dejado consecuencias de boicot ruso contra los europeos no nada más en el renglón comercial también en linderos tan sensibles como el gas. Los rusos amenazan con no surtirles del insumo energético.
Es decir que, la guerra civil en Siria no es desconocida con más de tres años desarrollándose ha sido la prensa internacional y las organizaciones civiles y no gubernamentales las que han presionado constantemente en el entorno global difundiendo las barbaridades que cometen contra la población tanto el establishment sirio como la avanzada insurrecta del Estado Islámico.
Europa como Estados Unidos se hicieron de la vista gorda desde entonces hasta que las costas del Mediterráneo, Egeo, Jónico y Atlántico empezaron a llenarse de cadáveres flotantes de… sirios.
Pero no son la oleada de muertos cuya cifras son meras especulaciones lanzadas al aire tanto por la ONU como por ACNUR lo que están cimbrando los muros de occidente es la constante, inminente e imparable llegada en masa de la población siria que irrumpe las fronteras por mar o por tierra.
La ONU considera que en los últimos tres años, la naturaleza conflictiva del momentum belicista ha provocado 130 mil muertos, 6.5 millones de desplazados internos y más de 2.5 millones de sirios que han mudado hacia países vecinos. Las fronteras están colapsadas con una crisis humanitaria inminente.
A COLACIÓN
Los daños colaterales no únicamente han dejado cientos de vestigios culturales destruidos sino que ha movilizado a la clase media preparada y educada siria para salir a como dé lugar de su cuna de origen, siendo esto caldo de cultivo para muchas mafias traficantes del dolor humano máxime ante la premura de los combates internos.
Nadine S, cuyo apellido no quiere proporcionar para no afectar a la mitad de su familia que aún queda en Al Hasaka llegó a España hace 14 meses después de un largo periplo familiar.
Nos cuenta que: “Los enfrentamientos en el norte de Siria son severos y constantes dejando miles de muertos y muchos más desplazados, hay una guerra intestina interna entre las fuerzas kurdosirias y el avance terrorista del Estado Islámico”.
Todos los días, confiesa, hay combates, bombas cayendo entre edificios, escuelas, mercados, zocos es imposible hacer una vida normal. Hay familias, añade, que han decidido recluirse en sus casas -ante el miedo a morir por una bala, un coche bomba, ser secuestrados por el ISIS-, pero ni así te libras porque en cualquier momento puede acontecer algo
Nadine es ingeniero, padre de una familia de cinco miembros que hace dos años y medio decidió hacer algo justo cuando la asolada terrorista irrumpió con coches bombas y autoatentados casi a diario en el norte del país, el primero en salir hacia Turquía fue el hijo mayor cuyo destino sería asentarse en España con uno de los tíos afincados en Barcelona desde hace poco más de 15 años.
Después de lograrlo, comenzó la odisea del padre con otro de los hijos, esta vez uno de 14 años; a diferencia del mayor a éstos les ha tomado 13 meses alcanzar el techo catalán. Y todavía quedan en Siria la mujer y una hija menor. Largo calvario.

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